Un sondeo de la firma Ipsos para Telemundo encontró que el presidente Barack Obama sigue gozando de altos niveles de aprobación entre los latinos, 62% entre la población hispana general y 64% entre los latinos registrados para votar, aunque hubo un descenso de 24 puntos porcentuales con respecto al apoyo en el 2009, una baja más marcada que entre el resto de la población.
El nivel de aprobación de 62% es mayor que el 50% registrado entre la población estadounidense en general.
Pero no hay que ser una lumbrera para concluir que por los pasados siete años, desde que el republicano George W. Bush obtuvo 44% del voto latino en una elección general, los hispanos no han contado con muchas alternativas entre las cuales escoger.
Y ojo. No estoy pasando revista por el desempeño en general del presidente Obama porque sus esfuerzos en rubros como la salud y la educación, entre otros, aunque criticados por algunos sectores, han sido positivos para nuestra comunidad.
En el rubro migratorio, empero, la retórica no es equiparable a la realidad y quien prometió legalización ha terminando deportando a cifras récord de inmigrantes ampliando programas controversiales como Comunidades Seguras y 287(g).
Entiendo que es el Congreso quien aprueba o rechaza proyectos de ley y que el Presidente no puede actuar solo, pero también entiendo la diferencia entre un esfuerzo real y uno a medio cocer.
Ahora se avecina otra prueba del compromiso.
La semana pasada el Presidente no respondió si vetaría un proyecto de ley de nacionalización y obligatoriedad del E-Verify si no incluye un plan de legalización. Obama navegó muy bien por las dos aguas diciendo que el programa E-Verify, para determinar si los nuevos trabajadores tienen sus documentos en regla, está plagado de errores que pueden lastimar a trabajadores autorizados y que debería contemplarse en el marco de una reforma migratoria integral que volvió a defender. Pero también dijo que el E-Verify puede ser una herramienta efectiva si se le aplican los cambios requeridos.
Si bien es cierto que no suelen emitirse amenazas de veto tan temprano en el proceso legislativo, cuando el proyecto ni siquiera ha sido debatido y calificado a nivel de comité, también es cierto que existe un nivel de preocupación por el mensaje que enviaría la potencial promulgación por parte de este Presidente de un proyecto E-Verify, uno de los pilares de la agenda de los republicanos que sólo promueven medidas policiales sin querer lidiar con la población indocumentada, excepto para deportarla.
Es el concepto del “desgaste mediante la aplicación de leyesâ€, es decir, hacerle la vida tan complicada a este sector que terminará autodeportándose, aunque en la práctica eso no ocurra y permanezcamos con 11 millones de indocumentados en nuestro entorno ignorando las ramificaciones económicas, humanitarias y de seguridad que eso supone.
El problema es que los llamados a los republicanos para que acudan a la mesa y apoyen políticas sensatas desde todos los puntos de vista, incluyendo el de intereses políticos, han caído en oídos sordos.
Figuras republicanas siguen culpando a los inmigrantes de todos los males, incluyendo los incendios en Arizona, como hizo el otrora paladín de la reforma migratoria, John McCain, senador de ese estado.
El autor del proyecto E-Verify en la Cámara Baja, el congresista republicano de Texas, Lamar Smith, piensa que la alta tasa de desempleo responde a que los indocumentados les quitan trabajos a los estadounidenses y que por eso el E-Verify, que vende como un plan de creación de trabajos, es necesario.
La semana pasada, en la primera audiencia senatorial en torno al proyecto de legalización de jóvenes indocumentados Dream Act, se escuchó, como en diciembre pasado, a senadores republicanos oponerse a la medida de alcance limitado, como el caso del senador republicano de Texas, John Cornyn, y comparar a los jóvenes estudiantes con criminales.
También la semana pasada, Mo Brooks, un congresista republicano de Alabama, estado que acaba de promulgar una severa ley antiinmigrante, declaró que para combatir la presencia de indocumentados haría todo lo que fuera, “excepto dispararlesâ€. “Hay que hacerlo porque los ilegales tienen que dejar de quitarles trabajos a los estadounidensesâ€, afirmó.
Las avestruces republicanas no pueden ser una alternativa seria y real para los votantes latinos mientras sus directores de alcance hispano sean los Smith, Cornyns o los Brooks o incluso el McCain post 2007.
Tampoco habrá una competencia real por el voto latino que según la Asociación Nacional de Funcionarios Electos y Designados (NALEO) llegará a 12.2 millones de electores en el 2012, batiendo el récord de 10 millones en 2008.
“Este electorado ha demostrado que no puede darse por un hecho por ninguno de los dos partidos. Las campañas deben mejorar sus estrategias para llegar a todos los votantes latinos, a los nacidos aquí y los naturalizados. Los hispanos jugaron un papel central en la elección de 2008 y van a determinar quién será juramentado (como Presidente) el 20 de enero de 2013″, afirmó Arturo Vargas, director ejecutivo de NALEO.
Con todo, los resultados de sondeos como el de Ipsos para Telemundo no deben interpretarse como que los demócratas ya tienen todo resuelto. Las cifras suben y bajan y los votos también. A 17 meses de la elección nada está escrito en piedra.