Inquietud en Latinoamérica por desaceleración


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Los líderes latinoamericanos que acudían a la Asamblea General de las Naciones Unidas se estaban acostumbrando a ofrecer recetas sobre cómo sobrellevar el duro palo de la crisis global de 2008, pero este año difícilmente se postulen como ejemplo a seguir.

Por CLAUDIA TORRENS NUEVA YORK /Agencia AP

Por el contrario, se enfocarán en exhortar al mundo a que se creen las condiciones que permitan a los países emergentes afrontar mejor una nueva realidad mundial en la que han perdido impulso.

La época de bonanza económica en América Latina ha quedado atrás y la región podría enfrentar tiempos duros en un futuro cercano. Los expertos aseguran que la región se prepara para una recaída económica como consecuencia sobre todo de una disminución en la demanda de materias primas por parte de China, que había llevado el precio de esos productos por las nubes, y de la desaparición de un ambiente favorable de gran liquidez y bajas tasas de interés.

«Se está desacelerando el crecimiento. Se están empezando a perder una serie de condiciones muy positivas que hubo en la economía mundial y que beneficiaron mucho al continente», dijo José Juan Ruiz, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, a The Associated Press. «América Latina ha tenido unos años extraordinarios, y esos años extraordinarios, ahora, básicamente por factores externos, comienzan a ceder».

Los beneficios que contribuyeron al empuje de la región entre 2003 y 2008 y luego permitieron que soportara la crisis son el alto crecimiento de China y el aumento que eso generó en el precio de materias primas; el alto financiamiento que ofrecieron los mercados internacionales y una serie de políticas internas que contribuyeron a la reducción de la pobreza.

Aun así, Latinoamérica no vive una crisis, sino una desaceleración, subrayó Ruiz. China crece menos y por lo tanto los precios de las materias primas no serán tan altos y las condiciones financieras internacionales se prevé serán también menos favorables, con Estados Unidos anunciando una política monetaria menos expansiva.

«Parece ser que Latinoamérica, y quizás otros países emergentes, están entrando ahora en una especie de encrucijada», opinó Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina del Banco Mundial.

«Lo que ahora pasa en China importa mucho en América Latina. No sólo porque China compra los minerales y los cereales y los productos agrícolas que la región produce sino también porque China, a través de su crecimiento, influye sobre los precios de estos productos y hemos observado que, con excepción del petróleo, los otros productos de los ‘commodities’ latinoamericanos se han aplanado y algunos han empezado a caer», agregó De la Torre.

Es previsible que en la Asamblea General los mandatarios latinoamericanos se limiten a mencionar la necesidad de lograr una transición a condiciones externas más estables y a una política monetaria de Estados Unidos menos laxa, de acuerdo con los expertos.

«Supongo que los países, no sólo los latinoamericanos, sino el resto de países emergentes, harán hincapié en que esa transición debe hacerse de una manera gradual y predecible para que la vuelta a la normalidad de los países desarrollados no suponga un choque o una desestabilización de los países emergentes», indicó Ruiz. «Yo creo que este es un tema, que, de una manera u otra, estará en la agenda».

El BID y otras organizaciones multilaterales prevén un crecimiento económico promedio para la región latinoamericana en 2013 de alrededor del 3%, siguiendo la pauta de 2012. en 2011 el promedio fue del 4.3% y en 2010 del 5.6%.

La economía brasileña, un modelo de éxito en los últimos años, probablemente sufrirá un descenso de los precios de las materias primas y dejará de recibir tanta inversión directa, según los entendidos. Brasil pasó de registrar un promedio de crecimiento del 6.9% en 2010 a un proyección ahora del 2.5% en 2013, señala la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

«La economía de Brasil, así como la de México y yo diría la mayoría de las economías de la región tienen que hacer un esfuerzo más importante en lo que es el apoyo a la capacidad productiva. Es un cambio estructural que fortalezca la productividad», opinó Inés Bustillo, directora de la oficina de CEPAL en Washington.

Brasil, de hecho, fue escenario de multitudinarias protestas este año debido a acusaciones de corrupción y despilfarro que podrían agravarse con la desaceleración.

El tema económico dominará seguramente el encuentro de los presidentes de Colombia, Chile, México y Perú en una reunión de la Alianza del Pacífico programada en Nueva York coincidiendo con la cita de la ONU.

Gran parte de la atención se enfoca en estos momentos a la economía mexicana, que con anunciadas reformas educativas, fiscales y energéticas, ha generado expectativas.

Aun así, el gobierno mexicano redujo su pronóstico de crecimiento de 3.1% a 1.8% para el cierre de 2013, en medio de un entorno externo debilitado, en particular de su vecino del norte Estados Unidos cuya económica no logra despegar. El país depende en mucho del desempeño de la economía de Estados Unidos, con el que mantiene cerca del 80% de su comercio total. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto aún confía que en el segundo semestre mejoren las condiciones.

Por su parte Argentina sigue afirmando que la economía va bien e irá mejor. Sin embargo la mayoría de los economistas privados calculan un crecimiento en 2013 de entre 4% y el 2%, muy inferior al que pronostica el gobierno, y una inflación de por lo menos el 23%, que llegaría al 25% en 2014. El propio FMI cuestiona desde hace tiempo las cifras oficiales argentinas al señalar que en lo que se refiere al PIB están sobrevaluadas y en lo que respecta a la inflación están subestimadas.

Por otro lado, es probable que la presidenta argentina Cristina Fernández se refiera al problema de la deuda argentina y del juicio que siguen en Estados Unidos los fondos buitres contra el país durante su intervención ante la Asamblea General.

Para el experto De la Torre, países como México, Colombia, Chile o Perú gozan de un manejo macroeconómico bastante sano, tanto en su política fiscal como sus esquemas de política monetaria. El problema es el crecimiento, afirmó.

«Me parece que la mayor preocupación está en la parte del crecimiento y del progreso social», agregó el experto. «Estamos golpeando contra nuestra capacidad de crecimiento… Es una cuestión de fundamentos. Tienen que ver con inversión en infraestructura, en capital humano, productividad, competitividad o la calidad de la educación».

Más que de economía, sin embargo, los presidentes latinoamericanos harán hincapié en la ONU en temas de inclusión social, opinó Christopher Sabatini, director de políticas de la Sociedad de las Américas, con sede en Nueva York.

«Se trata de acceso a servicios sociales, acceso a mercados, independientemente de género, orientación sexual, raza o etnicidad», opinó el experto. «A pesar del crecimiento económico y reducciones de pobreza que estos países lograron, que han sido impresionantes, estas sociedades están muy estratificadas por raza, género, acceso a empleos formales, acceso a una educación de calidad y vivienda asequible y creo que ese es el desafío que queda».