Viaje suspendido
Joaquín O. Giannuzzi
Un soplo de viento gris en la ventana
te arranca del sueño. Te espera
un avión embargado en el aeropuerto.
Dudosas promesas de una época distinta:
¿te alcanzará la fe para tanto
o te dispones a un viaje de vencido?
Alzás el bolso donde has apilado
ropas y papeles, caminás hacia la puerta
y al aferrar el picaporte tu mano
descubre la náusea del umbral y retrocede.
De pronto se ha inclinado tu espinazo
y la revolución está muerta:
se fue sin despedirse
en un recodo tumefacto de nuestro tiempo
sin saber hacia dónde. Así que volvés
a la misma cama donde la soñaste.
Entonces te aferrás
al cráneo pulido y vacío de Marx
que tantos mártires engendrara
por dar mundo a la justicia. Y vos
tendido, demasiado fatigado
para alcanzar el tren
de aquel enorme pensamiento y su verdad sin tregua
con todo un siglo por delante.