Todos conectados


EDUardo-Blandon-2013

Una de las virtudes o defecto del Internet es su capacidad de seducción.  Es casi virtualmente imposible no verse arrastrado por la magia de la conectividad.  Vea cómo nos arrebata el tiempo, observe cómo acapara nuestra atención.  Internet es el opio posmoderno que nos ofrece un hermoso sueño del que no queremos despertar.

Eduardo Blandón


La droga empieza desde la más tierna edad. Niños de pañal acceden a la red con motivos múltiples: juegos, actividades didácticas, cine, programas de televisión. Todos conectados con la fe de que Internet cumpla su promesa, esto es, distraer y con suerte aprender cosas nuevas.  El caso es que hoy, quien no está conectado está frito.

Por eso los padres corren a hacer contratos para que la red los alcance.  Y un fallo en el sistema es catastrófico.  ¿Ha sido usted testigo de la falta de conexión en su casa?  Los jóvenes la viven como un acontecimiento apocalíptico.  Es una experiencia semejante a la que sentía usted cuando no comenzaban los programas de televisión a mediodía o a cualquier hora programada.
 
Los jóvenes son los más afectados por la red.  Viven y desviven en un recurso que promete el cielo y la tierra.  Mírelos pegados a la teta: en las clases, en reuniones, en las iglesias, en los inodoros… es el nuevo dios omnisciente y ubicuo.  No hay poder del mundo que los separe.  Es un romance que llegó para quedarse.
 
Así se crean mundos paralelos.  Hay quienes cuidan una huerta todo el día, tienen tanto dinero como un banquero y experimentan sexo fingiendo ser de género alternativo.  Hay para todos los gustos.  Los jóvenes pueden llegar hasta donde su imaginación se los permita.
 
Pero no solo las nuevas generaciones se reinventan en la red.  Las personas mayores de sesenta años también andan en busca de un nuevo amor y prueban nuevas formas de comunicación por la vía de Skype o por BlackBerry. Las estadísticas revelan que las personas consideradas de la tercera edad son también consumidores de Internet.
 
Todo lo cual indica que no debemos ignorar el fenómeno On Line y que la escuela tiene que formar en su uso.  No se trata de prohibir la conectividad ni dejarla abierta a discreción, sino formar con sabiduría para su mejor empleo y aprovechar las oportunidades que ofrece para el crecimiento del espíritu humano.
 
La red ha cambiado y seguirá modificando nuestras vidas.  Tenemos que dedicar más tiempo en su comprensión, análisis de alcances y cautela para evitar perjuicios lamentables.  No desdeñe su utilización, pero sea listo para advertir sus peligros.