Un ataque suicida en un cuartel de la policía y otras incursiones de insurgentes en el norte de Irak dejó 11 muertos el sábado entre los miembros de las fuerzas de seguridad, dijo la policía.
Los ataques son los más recientes de la intensificación de la violencia desde hace un mes que ha provocado temores de que el país esté volviendo a la matanza sectaria que vivió entre 2004 y 2008.
Funcionarios policiales dijeron que los mortíferos incidentes del sábado se produjeron cuando cuatro atacantes suicidas arremetieron contra un complejo de entrenamiento de comandos policiales en Beiji. Murieron siete policías y otros 21 resultaron heridos.
Los guardias mataron a un atacante suicida mientras que otros tres lograron detonar las cargas explosivas que llevaban adheridas al cuerpo dentro del complejo, dijo la policía.
Beiji es un centro de refinación petrolera a 250 kilómetros (115 millas) al norte de Bagdad.
La policía dijo que la mayoría de miembros del comando no estaban en el complejo durante el ataque porque realizaban una operación de seguridad fuera de la ciudad, por lo que de otra manera la cifra de víctimas habría sido mayor.
En otras acciones de violencia, hombres armados mataron a balazos a dos guardias de una prisión al ingresar a sus viviendas en una aldea cercana a Mosul en la madrugad del sábado.
Asimismo en Mosul, dos soldados murieron y otros cuatro resultaron heridos al estallar una bomba junto a un camino mientras pasaba su convoy.
Mosul, que está situada a 360 kilómetros (225 millas) al noroeste de Bagdad, era un bastión de los insurgentes.
El personal médico de hospitales cercano confirmó el número de víctimas. Todos hablaron a condición de anonimato porque no tienen autorización para hablar con los medios.
Más de 4.000 personas han muerto entre abril y agosto, según las cifras de Naciones Unidas.