La crisis política de Túnez, provocada por el asesinato de un dirigente de la oposición, se profundizó el sábado después de que el principal sindicato del país dijo que las conversaciones con el gobierno islamista han fracasado, poniendo en duda la capacidad del país para salir de más de dos años de agitación.
El presidente del movimiento sindical tunecino UGTT, Houcine Abassi, quien representa a medio millón de trabajadores, dijo el sábado que el gobierno sigue renuente a las exigencias de la oposición para que dimita y de paso a un gobierno interino no partidista.
El sindicato, la oposición, abogados y defensores de los derechos humanos dicen que la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad fue la que llevó a la muerte de dos figuras de la oposición en julio y febrero.
La muerte de Mohammed Brahmi, asesinado a disparos frente a su familia el 25 de julio, hizo que Túnez cayera en su crisis actual. Decenas de legisladores de la oposición renunciaron, congelando los intentos por redactar una nueva constitución. Las protestas callejeras y la falta de avance político han paralizado al país.
Las conversaciones comenzaron tras el asesinato de Brahmi, quien fue el segundo líder de la oposición tunecina muerto en seis meses. En febrero, Chokri Belaid fue muerto a tiros en circunstancias similares por «extremistas religiosos», según el gobierno moderado islámico.
Huelgas, protestas callejeras y parálisis política han perjudicado al país, donde los manifestantes derrocaron un gobierno autoritario en enero de 2011 tras varias décadas en el poder.