Exguerrillero, campechano y enemigo del protocolo, tiende a improvisar sus discursos y no tiene pelos en la lengua. El presidente uruguayo José Mujica sin duda se sale del molde y su estreno en la Asamblea General de las Naciones Unidas podría ser memorable.
Mujica no ha dicho qué lo motivó a ir por primera vez a la Asamblea luego de ausentarse en sus primeros tres años de mandato. Pero algunas cosas están claras: ésta es su última gran oportunidad de hablar ante el mundo ya que el año que viene estará preparándose para concluir su mandato y es un hombre que siente que tiene cosas que decir y que ha descubierto, con sorpresa, que el mundo quiere oírlas.
«No es fácil encontrar las razones por las cuáles Mujica hace las cosas, pero lo que es seguro es que le perdió el miedo al escenario internacional», dijo el politólogo Adolfo Garcé, uno de los más respetados analistas locales.
Garcé recordó que durante la campaña electoral que lo llevó a la Presidencia del Uruguay Mujica repetía que nunca saldría del país y que dejaría ese rol en manos del vicepresidente Danilo Astori, un sobrio profesional que sabe inglés.
«Pero eso fue cambiando, Mujica de a poquito le fue tomando la mano a presentarse en el exterior. Pronto vio que mientras en Uruguay lo criticaban, en el exterior lo recibían muy bien; mientras la prensa uruguaya se aburría de él, la prensa internacional demostraba estar fascinada por su personalidad. Comenzó a salir del país y le fue fantástico».
La figura de Mujica, de 78 años, cobró prominencia internacional luego del discurso que pronunció a mediados del año pasado en Río de Janeiro, durante la cumbre Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas (Rio + 20), que fue visto más de un millón de veces en YouTube.
«Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno quedaría para poder respirar», dijo el presidente uruguayo en aquella ocasión.
El éxito mundial de aquella intervención y la llegada de decenas de medios de prensa del exterior interesados en retratar la vida austera de un mandatario que reside en una «chacra» (granja) han provocado extrañeza en el presidente uruguayo.
En una reciente entrevista con el semanario local Voces, Mujica le preguntó al periodista que lo entrevistaba: «¿Por qué le dieron tanta pelota en el mundo al discurso de Río?». El periodista Alfredo García le respondió: «Porque nadie dice eso en el mundo, vos acá lo decís a cada rato y a nosotros no nos llama la atención».
Mujica confesó entonces que improvisó ese discurso «porque estaba harto» de escuchar otros discursos.
«Como Uruguay está en la U y es por orden alfabético, quedó para el fondo. Me banqué todos los discursos, no sabés lo que era, y entonces me salió eso. Que no es otra cosa que una sarta de lugares comunes de cosas que vengo diciendo hace muchos años. Yo me quedé espantado, ¡mirá qué novedad!».
Pero ese discurso improvisado, fruto de la bronca ante tanto protocolo hueco, colocó a Mujica en un lugar que pocos imaginaron cuando comenzó su mandato.
Para el periodista García, autor de un libro de charlas con el presidente titulado «Pepe coloquios», que fue un gran éxito de ventas, Mujica comenzó a pensar en los últimos meses que puede ser el líder que le hace falta a América Latina para avanzar hacia la integración regional. «Todos lo escuchan y lo respetan, y él se ha dado cuenta que puede ser un guía potencial», afirmó. En la ya citada entrevista, el presidente uruguayo dijo que Lula podría ser ese líder pero su condición de brasileño lo impide. «A la integración latinoamericana le falta un caudillo que sea aceptable, ese caudillo tendría que ser Lula. Pero no lo es ni lo va a ser, porque como él mismo dice ‘Soy brasileño’ y entonces lo que van a ver es la pata del imperialismo brasileño. No puede ser. ¿Entendés?».
Esta nueva visión de sí mismo podría explicar la primera presencia de Mujica en el gran foro de la ONU.
Ya sea como caudillo latinoamericano o líder alternativo global, el mensaje que dará el presidente uruguayo al mundo desde Nueva York es por ahora un misterio. En la única referencia concreta a su intervención en la ONU, Mujica dijo semanas atrás a la prensa que no hablará de la legalización de la marihuana en Uruguay y sí de la paz en Colombia y en el mundo, y del estancamiento de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio.
Pero Mujica, que muy rara vez escribe sus discursos, muchas veces sorprende en sus alocuciones e intervenciones públicas. Algunos de sus más cercanos colaboradores en la Presidencia están seguros de que sus críticas al consumismo no estarán ausentes en su discurso, y tampoco su visión de que el planeta necesita más política y menos economía, además de sus críticas a un modelo de desarrollo que compromete el medio ambiente y genera pobreza.
Esos fueron los «lugares comunes» que esbozó el mandatario en Río.
El interés mundial que ha generado la figura de Mujica es tal que el cineasta serbio Emir Kusturica filmará un documental sobre su vida. Como parte de esa producción, un equipo filmará la visita a la ONU. El rodaje propiamente dicho comenzará en noviembre y el cineasta mantendrá cuatro entrevistas con el presidente uruguayo a tales efectos, informó a AP Andrés Copelmayer, asesor de comunicaciones en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, participante en el proyecto.
La agenda de Mujica todavía no está del todo definida, aunque se sabe que viajará a Nueva York el domingo 22 de agosto para hablar ante la Asamblea el miércoles 25. También proyecta reunirse con su par de Colombia, Juan Manuel Santos, en busca de colaborar en el proceso de paz entre el gobierno de ese país y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y con el presidente de Guatemala, Otto Pérez, según informó el prosecretario de la Presidencia Diego Cánepa.
«Se debe entender que el conflicto armado en Colombia es un tema de toda Latinoamérica», dijo Mujica el miércoles en una breve rueda de prensa respecto a su reunión con Santos. Allegados al presidente dijeron que su encuentro con su par guatemalteco es un mensaje en contra de los peligros del narcotráfico, que afecta seriamente a toda América Central.
Fuentes cercanas al mandatario informaron que Mujica probablemente se entreviste con el millonario de origen húngaro George Soros, quien a través de su fundación Open Society financió la campaña de publicidad en la televisión uruguaya a favor de una innovadora y polémica ley para reglamentar el consumo de marihuana, que ya obtuvo la sanción de la Cámara de Diputados y espera la aprobación de Senado para entrar a regir en Uruguay.
De acuerdo a los encuentros de prensa ya pactados, Mujica será entrevistado, entre otros, por los periodistas Christiane Amanpour, de la cadena CNN, y Jorge Ramos, de Univisión.
«Pero eso fue cambiando, Mujica de a poquito le fue tomando la mano a presentarse en el exterior. Pronto vio que mientras en Uruguay lo criticaban, en el exterior lo recibían muy bien; mientras la prensa uruguaya se aburría de él, la prensa internacional demostraba estar fascinada por su personalidad. Comenzó a salir del país y le fue fantástico» – Danilo Astori
«Se debe entender que el conflicto armado en Colombia es un tema de toda Latinoamérica» – Mujica