Policía toma control de centro de ciudad de México


inter28_4

Cientos de policías federales tomaron ayer el control de la plaza principal del Centro Histórico de la Ciudad de México y replegaron a miles de maestros que la habían tomado hace varias semanas para protestar por una amplia reforma educativa.

inter28_4A

Por MARK STEVENSON y ADRIANA GOMEZ LICON MEXICO /Agencia AP

En una dramática reafirmación de la autoridad después de semanas de afectaciones prácticamente diarias de los maestros en la capital del país, el desalojo se produjo entre algunos enfrentamientos en los que salieron a relucir palos, piedras, gas lacrimógeno y chorros de agua lanzados desde vehículos policiales.

Al final del día el gobierno federal reportó la detención de 31 personas que se manifestaban y que señaló que no serían maestros, sino miembros de algún otro grupo que participó en enfrentamientos.

Los maestros habían instalado hace varias semanas un campamento en el Zócalo capitalino y desde ahí se movilizaron y realizaron bloqueos que desquiciaron la ciudad, como parte de una estrategia para intentar detener una reforma del presidente Enrique Peña Nieto para terminar con el histórico control sindical sobre el sistema educativo a través de un nuevo sistema de evaluación a profesores como método para ser contratados y mantener el empleo en las escuelas.

Las manifestaciones de los docentes habían logrado retrasar el avance del nuevo plan educativo y de otras reformas presentadas por Peña Nieto, quien al llegar al poder en diciembre dijo que trataría cambiar áreas clave del país como el sector petrolero y el sistema impositivo.

Sin embargo, el Congreso finalmente aprobó la reforma educativa y esta misma semana Peña Nieto la promulgó, con lo que ahora empezará su aplicación en las escuelas. Las autoridades y expertos reconocían que el sistema educativo estaba afectado por prácticas como la venta o herencia de plazas de maestros y señalaban como responsable al sindicato magisterial.

La operación de desalojo de ayer estuvo encabezada por la Policía Federal y no por la de la Ciudad de México, cuyas autoridades —del izquierdista Partido de la Revolución Democrática— habían recibido críticas por no evitar los bloqueos de los maestros, agrupados en la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, una facción disidente del sindicato magisterial.

Las tensiones escalaron ayer cuando los maestros amenazaron con mantenerse en el Zócalo, lo que afectaría las celebraciones del Día de la Independencia, previstas para el domingo y lunes, algo que el gobierno federal ya había advertido que no permitiría.

El secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, informó ayer por la noche que habían notificado a los maestros que debían trasladarse a otro lugar que no fuera el Zócalo porque ahí se celebrarían las fiestas patrias.

Pero al no atender el llamado, Osorio indicó que se decidió realizar la operación de desalojo, que calificó de «profesional y apegada a los derechos humanos».

Agregó que el gobierno de Peña Nieto sabe que las reformas que propone provocarán resistencia «en la medida en que se afecten los privilegios que impiden el crecimiento y el bienestar de la mayoría».

Los maestros usaron vallas metálicas para bloquear la entrada a la plaza del Zócalo capitalino y aseguraron que no se retirarían, lo que llevó a las autoridades a ponerles un plazo hasta las 4 de la tarde para retirarse o de lo contrario serían desalojados.

Minutos después del plazo, policías federales armados con escudos entraron a la plaza del Zócalo, lo que provocó algunos enfrentamientos con manifestantes que les lanzaron palos y piedras.

Tras la entrada a la plaza, algunos policías comenzaron a limpiar la zona de los restos de las carpas donde durante varias semanas vivieron los maestros.

Otros policías obligaron a algunos manifestantes a replegarse hacia otras calles, donde hubo nuevos enfrentamientos. Las autoridades usaron otro camión cisterna que por momentos lanzaba chorros de agua a los manifestantes.

El comisionado nacional de seguridad, Manuel Mondragón, dijo por la noche que fueron detenidas 31 personas. «Ninguno de los detenidos es profesor», afirmó el funcionario, y aunque no precisó quiénes eran señaló que eran personas «beligerantes» que rompieron el pavimento e incluso llevaban tanques de gas para utilizarlos como lanzallamas.

El Zócalo es la principal plaza de la ciudad y en sus flancos se ubican la Catedral Metropolitana, el Templo Mayor y el Palacio Nacional, algunos de los monumentos más famosos de la ciudad.

México recuerda el 16 de septiembre como el inicio en 1810 de la lucha de independencia de España, en 1821, aunque las celebraciones comienzan desde un día antes.

Los festejos incluyen verbenas populares en el Zócalo, donde por la noche del 15 de septiembre el presidente suele encabezar el llamado Grito de Independencia, que recuerda el llamado a la gente que el cura Miguel Hidalgo hizo en 1810. Al siguiente día se realiza un desfile militar.

Esta será la primera celebración de la Independencia que encabezará el presidente Peña Nieto.

«Vamos a reorganizarnos y volver a entrar», dijo luego del operativo un maestro con el rostro cubierto y quien sólo quiso identificarse como Juan Carlos. «No se va a quedar así. El gobierno no nos va a reprimir», añadió, mientras esperaba en un callejón junto con otros 10 manifestantes.

Un camión cisterna de la Policía Federal comenzó a lanzar chorros de agua hacia la explanada del Zócalo, donde algunos manifestantes habían prendido fuego a basura y algunas carpas.

El presidente frustró las esperanzas de los maestros de impedir los cambios al promulgar el martes las leyes secundarias de la reforma educativa. El miércoles, las manifestaciones adquirieron un cariz violento: los maestros inconformes protagonizaron forcejeos con la policía antidisturbios cuando los agentes establecieron una valla para impedir que los manifestantes bloquearan una de las principales vías de la capital.

Los mentores afirmaron que bloquear la reforma ya no era su objetivo. Dijeron que ahora intentan mantener la presión para proteger sus derechos y privilegios, a medida que el gobierno pone en marcha las reformas laborales y reduce el control sindical en la contratación y asignación de docentes.

Mientras helicópteros de la policía federal volaban a baja altura, los maestros derribaron las tiendas en las que vivieron durante semanas y quemaron basura y barreras de plástico de tráfico; el humo espeso inundó el Zócalo.

Justo antes del desalojo, los maestros gritaban «¡Venceremos!» y agitaban en lo alto tubos de hierro y palos. El actor Pepe Ortiz, de 58 años, animaba a la multitud disfrazado del prócer independentista Miguel Hidalgo y sostenía una enorme bandera mexicana.

«Para mí, este es el grito, el grito del pueblo», expresó el actor, mientras señalaba hacia la multitud de manifestantes que cantaban y coreaban lemas. «Este es el verdadero grito», apuntó.