Impuestos y tributación, la propulsión de la Independencia


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La exclusión de los beneficios provenientes de los impuestos y la tributación en el período de la Colonia habría llevado a los descendientes de los españoles, mejor conocidos como “criollos”, a promover la Independencia del Reino de España, pues los hijos de los colonizadores habían sido reducidos a simples pobladores, sin autoridad ni poder más que en sus propiedades, y sin beneficios económicos como los que gozaban en el tiempo de la Conquista.

POR PAOLINA ALBANI
palbani@lahora.com.gt

Millones de personas celebran esta semana los l92 años de la emancipación de Guatemala de la Corona española con fiestas, caminatas y actos cívicos, como muestras de fervor patrio.

Sin embargo, muchos ignoran en buena medida las causas que llevaron a una minoría de guatemaltecos a firmar la Independencia en 1821, un suceso histórico motivado por factores económicos y políticos, y no tanto por patriotismo o amor a la libertad.

Los historiadores y analistas no coinciden con exactitud en los detalles de los eventos que antecedieron la emancipación, pero sus versiones concuerdan en que la tributación fue un tema decisivo que motivó ese hecho histórico.

MOLESTIAS EN GUATEMALA

A partir de 1810, las Cortes de Cádiz, en España, eran las encargadas de emitir órdenes y sus modificaciones para que fueran aplicadas en el “Nuevo Mundo,” explica Celso Lara Figueroa, historiador guatemalteco.

Una de las decisiones de la corte consistió en eliminar el uso de los barcos de cabotaje, encargados de recoger y transportar las mercancías de los pobladores indígenas americanos para llevarlas a España.

El delegado del Rey en esta tierra, el Marqués de Aycinena, por concesión del monarca tenía el encargo de  repartir la mercancía, desde el sur hasta el norte de lo que hoy es el territorio guatemalteco, hasta el año de 1811, cuando se dejó de utilizar ese sistema, por lo que los nativos indígenas dejaron de pagar los impuestos y tributos de costumbre.

Sin embargo, la situación no era fácil. “En 1810, por ejemplo, el déficit era cercano al medio millón de pesos, y la deuda acumulada ascendía a 4.5 millones de pesos. Con el transcurso del tiempo tanto el déficit anual como la deuda acumulada fueron aumentando, haciendo insostenible la administración del reino”, refiere la investigación “Historia de la Tributación en Guatemala”, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).

Años después, en 1814, con la derrota de los ejércitos napoleónicos, Fernando VII de Borbón fue reincorporado al poder español, restituyendo todos los tributos y el uso del barco de cabotaje, lo que provocó revueltas en América.

Uno de los motines más importantes sucedió en el departamento de Totonicapán, y fue liderado por Atanasio Tzul, con el objetivo de exigir que los tributos fueran retirados. Más adelante, el descontento de los indígenas se esparció provocando rebeliones en Chiquimula y Quetzaltenango, que luego se expandieron por toda Guatemala.

Pero los pueblos empezaron a ceder y las batallas fueron el medio para obligar a indígenas a pagar impuestos a los reyes de España. En aquel momento, la Corona percibía de sus dominios el “Quinto Real”, es decir, la quinta parte de una tributación impuesta y regulada por los conquistadores.

Muchos años después y según lo indica el documento Recordación Florida, antes de la independencia, familias cuya descendencia provenía de los conquistadores vivían en condiciones desmerecedoras de acuerdo a su clase e “ilustre sangre”.

En este sentido, los criollos que vivían en condiciones precarias, no vivían en pobreza como los indígenas, pues algunos sobrevivían con los provechos de alguna hacienda o estancia.

La política imperial fue retirando de los puestos de mando a los descendientes de conquistadores para poner en su lugar a personas que no poseían ningún interés en América, es decir, a españoles recién llegados al continente.

Entonces, fueron creados nuevos órganos de gobierno representativos del poder central en los cuales no tenían cabida los criollos; el proceso los había puesto en desventaja y los obligaba a tolerar una serie de órdenes y medidas de gobierno que disminuía su autoridad y en ocasiones los humillaba.

RENOVACIÓN DE FAMILIAS CRIOLLAS

Con el tiempo, las viejas familias herederas de la conquista fueron perdiendo terreno en lo económico y lo político, pero las nuevas generaciones de criollos, sin alcanzar nunca las posiciones más altas de mando, lograron enriquecerse y retener la posición que pertenecía a los antiguos criollos, explica el historiador.

Así, los viejos criollos fueron desplazados por los nuevos, quienes también se convirtieron en terratenientes y explotadores de indígenas dando paso a la conservación de  la clase criolla en el tiempo, explica Lara.

Pero la exclusión que sufrieron los descendientes de los conquistadores, también se debía a que los españoles no les consideraban capaces de gobernar a los demás, ni siquiera a los indígenas. Es así que los criollos vivieron discriminados y apartados del poder hasta la independencia.

Severo Martínez, en su libro: La Patria del Criollo,  explica que la lucha armada entre españoles y nativos indígenas americanos, fue solamente un medio, un recurso, para lograr el sometimiento económico, el cual fue decisivo para lograr el éxito en la Conquista. En una tercera fase, la evangelización, como sometimiento ideológico, fue necesaria, para la consolidación de la conquista económica.

“Se entiende que la bancarrota del Reino de Guatemala jugara un papel clave en el momento en que las elites decidieron la independencia de España, indica la investigación de Icefi.
LAS CAUSAS
Por aparte, Cristians Castillo, analista político, explica que la independencia se debió no solo a causas económicas, sino políticas.
El analista enfatiza en la cuestión política, debido a la vinculación de dos actores políticos en confrontación, por un lado, las autoridades españolas, que se hacían representar por las instituciones que recaudaban el tributo de los encomenderos para enviarlo a la Corona y, por el otro lado estaban los criollos que vivían en una situación política complicada, pues eran vistos con menosprecio al no ser  españoles puros y, por otro lado, estaban sometidos al poderío de la burocracia de la corona.
“Había una tensión política muy fuerte entre el ayuntamiento y los capitanes”, afirma Castillo. A esta rivalidad, se sumaba la recaudación de los tributos de los cuales no eran beneficiarios directos. En esa época, los criollos no tenían el control económico financiero de los tributos ni recibían un porcentaje de los mismos, pues lo recaudado se destinaba a la manutención del estilo de vida de la monarquía española y de la metrópoli europea.
Los criollos tardíos lucharon por la conservación y ampliación de la propiedad territorial y en torno al control sobre el indígena lo que los llevó a buscar la independencia, de manera pacífica, y a romper el vínculo que tenía Guatemala con la Corona, para así dejar de enviar los tributos a España.

En ese momento histórico, en el país no existía una burguesía sino un grupo oligárquico, que era manejado por la Iglesia, los comerciantes y grandes señores, quienes utilizaron a  Pedro Molina y a José Cecilio del Valle para reunir a los personajes más honorables en el Ayuntamiento y así declarar la Independencia de Guatemala del poderío español, el 15 de septiembre de 1821.
INICIO DE LOS GRUPOS DE PODER
Lara expone que los hechos transcurridos en la independencia fueron determinantes para el destino del país ya que el mismo grupo que firmó el Acta de Independencia de España, es  el mismo grupo, o las mismas familias, que hoy continúan ostentando un gran poder político y económico en Guatemala.
Ante este nuevo poder de decisión, los criollos definieron el modelo económico basándose en la recaudación del tributo y el trabajo indígena, lo que resultó en el control de la institucionalidad burocrática del Estado.
“Ellos son quienes crearon el Ejército, los que crean las primeras instancias de gobierno y eso es lo que les permite, claramente, tener un control de la dinámica sociopolítica guatemalteca, que ha llegado hasta nuestros días”, revela Castillo.
Por ello, es común que en Guatemala aún existan elites económicas que se sostienen gracias al capital del linaje, o a la herencia, lo que ha provocado que el modelo económico guatemalteco se concentre en corporaciones que pertenecen a esas familias, explica el analista.
Según Casillo, desde su creación, el Estado guatemalteco ha sido de tipo corporativo, es decir, que es la expresión de esos sectores tradicionales del poder que, en cambio, no responde a los intereses colectivos de la población. Prueba de ello es que el 52 por ciento de la población guatemalteca vive aún con algún grado de pobreza.

De esta manera, el Estado aún mantiene su discurso de bien común, pero continúa beneficiando y funcionando bajo la lógica de la elite.

Pero las elites no son las únicas que ostentan el poder, pues en los últimos tiempos han compartido el espacio político y la capacidad de decisión con otros actores, como los capitales emergentes, el crimen organizado, el cuerpo diplomático, entre otros.

“Esas clases emergentes le están disputando áreas de control al Estado”,  además de estos grupos, se incluye la presencia del narcotráfico que ya ha penetrado a los cuerpos de seguridad y al sector de justicia, explica Castillo. Sin embargo, Guatemala pasa por un momento histórico en el que este modelo empieza a agotarse debido a los altos niveles de corrupción.
REALIDAD O FICCIÓN
La celebración de la Independencia año con año no parece lógica a muchos, entre ellos a Lara, quien opina que  “no estamos viviendo la Independencia, sino uno de los momentos más oscuros de Guatemala porque hay manejo de corrupción… los estados no funcionan, la economía no funciona. Hay un aislamiento completo de las sociedades indígenas… no hay políticas educativas, no hay políticas culturales que unidas son las que pueden hacer salir –adelante- a este país”.

A pesar de ello, el historiador no considera que las celebraciones de Independencia sean negativas, pero hace énfasis en que no tienen sustentación ideológica y real, sino que se deben al “entusiasmo de los muchachos y entusiasmo de los maestros”.
Una Nación independiente debe de beneficiar a todos, en ella todos deben encontrar el camino correcto que para salir adelante, cosa que solo puede lograrse a través de la difusión de la educación y la cultura; además que la sociedad cuente con fundamentos económicos que permitan la subsistencia digna de cada uno, asegura Lara. 

Mientras tanto, Castillo opina que sí es válida la celebración del día de la independencia ya que se recuerda la creación de una institución que rompe con la lógica Colonial que hizo esclavos a los guatemaltecos de la Corona española.

Para el analista, el 15 de septiembre es “el momento en que dejamos de ser una colonia para constituirnos en un Estado independiente”, suceso que considera valioso dentro de la historia del país a pesar de que los motivos de la separación de España hayan generado más beneficios para una clase criolla inconforme, discriminada y que vivía en precariedad, y no para la totalidad de los guatemaltecos.
Aun, si no todos conmemoran el 15 de septiembre es importante que prevalezca el respeto a la multiculturalidad, ya que sin ese elemento, no se vive realmente la independencia, indica el experto en política.