Un inmigrante nicaragüense sin papeles que había sido detenido por manejar sin licencia de conducir fue deportado a su país y sus dos hijos menores quedaron en Estados Unidos sin ninguno de sus dos padres. Su esposa, la madre de los niños, había sido repatriada a la nación centroamericana en 2009.
«Ronald Sosa fue deportado a Nicaragua el 11 de septiembre, según lo ordenado por un juez de inmigración», expresó hoy Néstor Yglesias, portavoz de la Policía de Inmigración y Aduanas, en un mensaje de correo electrónico a The Associated Press.
Sosa, que vivía en Estados Unidos sin papeles desde 1995 y acaba de cumplir 46 años, fue detenido el 8 de agosto. Su esposa, Marisela Sosa, había sido deportada casi cinco años atrás por haber permanecido en el país ilegalmente durante 12 años. El matrimonio tiene dos hijos: Cecia, de 17 años, y Ronald, de 14, que quedaron en Estados Unidos viviendo con una guardiana legal amiga de la familia porque consideran que aquí tienen un mejor futuro.
«Es un tiempo muy difícil para mí y mi familia. Yo y mi hermano decidimos quedarnos aquí por el bien de nuestro futuro», expresó a la AP Cecia, quien llegó a este país cuando tenía 18 meses y desde entonces no ha viajado a su natal Nicaragua. «Me siento muy frustrada y confundida porque no sé por qué tuvieron que deportar a mis padres», agregó.
Sosa era el único sustento económico y emocional de los jóvenes desde que su mujer fue deportada tras haber sido arrestada una mañana en su casa cuando llegaba de haberlos llevado a la escuela.
El caso de los Sosa ejemplifica la división familiar que enfrentan miles de niños, muchos de ellos estadounidenses, cuyos padres sin papeles son deportados o detenidos.
«Es una injusticia, (las autoridades) se ensañaron contra ellos, no les importó el sufrimiento y jamás tuvieron la mínima atención por los niños», manifestó en entrevista telefónica con la AP Nora Sándigo, la guardiana de los chicos. «No habían hecho nada criminal y a pesar de las lágrimas y sentimientos de los niños (la deportación) pasó igual», indicó.
El presidente Barack Obama prometió una reforma migratoria que abra camino a la legalización de unos 11 millones de personas que viven en el país sin papeles, pero durante su mandato las deportaciones han ascendido a cifras récord de cerca de 400 mil inmigrantes por año.
El Congreso, en tanto, no ha aprobado hasta ahora la reforma migratoria.
De acuerdo con un estudio del Centro de Investigación Aplicada, una organización no gubernamental que busca la equidad racial, alrededor de 5 mil 100 niños estadounidenses de padres sin papeles que fueron detenidos o deportados, vivían en hogares sustitutos en 2011. Otros 15 mil chicos podrían terminar en casas sustitutas hasta 2016 si continúa el ritmo elevado de detenciones y deportaciones, según el informe publicado en noviembre de 2011.
Aunque no existen estadísticas oficiales, activistas y expertos de inmigración estiman que unos 200 mil padres de niños estadounidenses han sido deportados entre 2010 y 2012.
Antes de su deportación, la Policía de Inmigración y Aduanas -conocida como ICE por su nombre en inglés- explicó a la AP que el caso de Sosa había sido revisado a los niveles más altos del gobierno, que se negaron a frenar su deportación después de que el inmigrante transgredió un programa alternativo a la prisión.
Dijo que el caso de Sosa fue analizado bajo directrices que permiten a las autoridades consideraciones especiales caso por caso para los padres con hijos menores y otras políticas que permiten revisiones particulares.
En una entrevista con la AP en el centro de detención de inmigrantes Krome, donde permanecía antes de ser deportado, Sosa dijo a la AP que había cumplido con el programa alternativo a la prisión. Expresó que en una oportunidad llegó cinco minutos tarde a la oficina de las autoridades que visitaba cada semana y que un par de veces se demoró en llegar a su casa cuando los agentes de inmigración lo estaban esperando para corroborar que esa era su dirección, porque debía llevar a sus hijos a la escuela.
No hay por ahora normativas que les permitan a los niños frenar la deportación de sus padres. Como están las cosas ahora, el único que podría viajar a visitar a los padres sería Ronald hijo, que es ciudadano estadounidense por haber nacido en Florida.
Cecia ha solicitado los beneficios de una medida ejecutiva aprobada por Obama que detiene la repatriación de jóvenes que llegaron de niños al país y les permite obtener un permiso de trabajo, y espera que pronto se apruebe la reforma migratoria para que pueda ir a Nicaragua a visitar a sus papás.
«Estamos tratando de buscar la manera de reunificar la familia y visitarlos en Nicaragua», expresó la joven, que se enteró que su padre había sido deportado por una llamada telefónica de la madre desde el aeropuerto de Managua.
Los chicos, que dejaron de ir a la escuela cuando su padre fue detenido y debieron desalojar el departamento en el que vivían porque no pudieron pagar los 950 dólares de alquiler en agosto, piensan volver a clases pronto. Sándigo dijo que con su esposo y sus dos hijas -de 16 y 14 años- los albergarán en su casa como si fueron dos hijos más.