Porque ya se volvió una norma, que Guatemala sea señalada y destacada del resto del mundo, por ser el quinto país con más deficiencias y carestías en todo lo que respecta a calidad de vida: hambruna infantil, analfabetismo, robos fiscales, déficit del tesoro, aumento desproporcionado en la deuda pública, saqueo en todos los presupuestos del Estado.
Rosana Montoya / A-1 397908
rosana.montoya@yahoo.com
A esta interminable letanía de calamidades podemos añadir la evidente falta de empleo y seguridad en que nos encontramos sumidos todos los guatemaltecos, con la expectativa que nuestra suerte cambie, ante un cambio radical de gobierno. Atrocidades que jamás son denunciadas, porque sabemos de antemano, que es tiempo perdido. Las autoridades correspondientes carecen de papel para inscribir la demanda –están en la loma de grito– ante la inoperancia por la falta de equipo para trabajar, gracias a la intervención de la señora Sandra Torres, que arrasó con tinta y erario. Hoy, no nos queda más que ser dóciles y resignarnos con la cabeza agachada, a ser sometidos cuantas veces haga falta, para que nos asalten, con tal de no poner en riesgo la vida. Así, que cada vez que se nos acerca una moto, mientras esperamos el cambio de luz en los semáforos ¡oraciones nos faltan! para pedir misericordia y protección al Divino Redentor y a la SantísimaVirgen María. Porque donde no venga del cielo la ayuda, de este gobierno podremos esperar de todo, menos seguridad y trabajo. Y, es que en la ruleta rusa que es la vida en Guatemala, todo es posible, siempre y cuando de ejercer daño al prójimo se trate. Así, mientras los motoristas roban celulares a mano armada, la PNC protege la venta y distribución de droga en principales zonas capitalinas de la Metrópoli, en plenas zonas 9, 10, 14, 4, es decir en el centro neurálgico bancario, económico y financiero del país, sin que el desvalido transeúnte reciba auxilio de dichas entidades. No queda más que actuar como corderos al matadero, sin poner resistencia. Llegará el día, que para estar salvos de estos atracos, habremos de pedir protección a esas mismas bandas del narcotráfico que con tanto esmero cuida la PNC. ¡Dios mío! Hasta dónde vamos a llegar, con tal de salvar la vida, por otros cuatro años más, en el remoto caso que la desgracia continuara sobre los guatemaltecos con gobernantes como los de la UNE, que solo llevan agua a su molino. Y atraso al resto de habitantes.