Luego de más de cinco meses de cautiverio en Irak, Hannelore Krause, una alemana de 62 años, fue liberada, pero su hijo de 20 años sigue en manos de los secuestradores, anunció el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier.
«Después de 155 días, la toma de rehenes ha terminado para Hannelore Krause», declaró Steinmeier durante una conferencia de prensa. El ministro precisó que Krause, casada con un médico iraquí, se encontraba en la embajada alemana de Bagdad desde el martes por la tarde.
Sin embargo, Steinmeier agregó que «persiste la incertidumbre sobre la suerte de su hijo, que sigue como rehén». El ministro no hizo comentarios sobre las circunstancias de esta liberación, ni sobre los motivos de esta toma de rehenes.
Por su parte, Hannelore Krause pidió al gobierno alemán que retire a sus tropas de Afganistán para salvar la vida de su hijo, en una declaración difundida el miércoles por el canal de televisión Al Arabiya en Dubai.
«Pido a los alemanes que partan de Afganistán y que retiren al ejército alemán de Afganistán. Si esta exigencia no es satisfecha, ellos degollarán a mi hijo», afirmó.
Mientras que su hijo, también de nacionalidad alemana, permanezca prisionero, no se revelará ningún detalle oficialmente para no comprometer su liberación. Y todo hace pensar que su madre permanecerá en Irak, según los medios de comunicación alemanes.
Esta liberación tuvo lugar menos de una semana luego de la liberación de otro ciudadano alemán, que había sido secuestrado el 28 de junio en el sudoeste de Afganistán.
Krause y su hijo Sinan habían sido secuestrados en su domicilio el 6 de febrero en Bagdad, donde viven desde hace muchos años.
Sus captores, que amenazaban con matar a sus rehenes si Alemania no retiraba a sus tropas de Afganistán, habían lanzado dos ultimátums. El primero expiró el 20 de marzo y la fecha de expiración del segundo ultimátum no fue claramente especificada.
El último mensaje público de los secuestradores tuvo lugar a comienzos de abril, con la difusión de un vídeo que mostraba a Hannelore Krause y a su hijo Sinan rogando al gobierno que accediera a las exigencias de sus secuestradores, quienes afirmaban pertenecer al grupo islamista Kataeb Siham al Haq (Batallón de las flechas virtuosas).
Estos últimos acusaban a Hannelore Krause de estar vinculada a países enemigos del islam y de los musulmanes, ya que trabajaba para la agencia austríaca del comercio exterior en Bagdad. Su hijo estaba empleado por el ministerio iraquí de Relaciones Exteriores.
Los secuestradores reivindicaron su acto el 10 de marzo, un día después de que los diputados alemanes aprobaran una misión de apoyo aéreo a las fuerzas de la OTAN en el sur de Afganistán.
Desde este secuestro, el ministerio alemán de Relaciones Exteriores creó una célula de crisis.
Luego de la caída de Saddam Hussein en 2003, cinco alemanes, según fuentes oficiales, fueron secuestrados en Irak. Dos ingenieros alemanes, René Braunlich y Thomas Nietzschke, que habían sido secuestrados el 24 de enero en el norte del país, donde se encontraban por motivos profesionales, fueron liberados después de 99 días de cautiverio en Irak.