Chipre y Malta obtuvieron el martes el acuerdo final de los ministros europeos de Finanzas para adoptar el euro el 1 de enero de 2008, tras fijarse las tasas cambiarias definitivas de sus respectivas monedas.
Con la llegada de Chipre y Malta, serán 15 los países de la Unión Europea que compartirán a partir de 2008 el espacio de la moneda única (Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal).
Un euro valdrá 0,585274 libras chipriotas y 0,429300 liras maltesas, según se acordó.
«Felicito a estos dos países por este éxito, obtenido gracias a buenas políticas, y espero que la adopción del euro los aliente a mantenerlas y mejorar su competitividad», dijo el ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, cuyo país preside la UE.
La luz verde de los ministros de Finanzas de los 27 era el último paso a franquear por las dos islas del Mediterráneo, luego de que en mayo pasado la Comisión Europea y el Banco Central Europea dieran su visto bueno, estimando que cumplían con los criterios de estabilidad macroeconómicos necesarios.
A principios de junio los ministros de Finanzas habían dado una primera luz verde, seguida del acuerdo político de los jefes de Estado y de gobierno de la UE a mediados del mismo mes.
En cuanto a las próximas ampliaciones de la zona euro, Eslovaquia podría acceder a la moneda única en 2009, aunque luego habría que esperar varios años hasta las siguientes incorporaciones. Polonia y República Checa mencionaron 2012 y Hungría 2011 y 2013.
De su lado, los países bálticos tienen problemas por su inflación galopante, producto de su fuerte crecimiento económico. Lituania evocó 2010, Letonia 2011 y Estonia no estableció una fecha.
Los dos últimos socios europeos, Bulgaria y Rumania, mencionaron 2009 y 2014, respectivamente, aunque el optimismo de Sofía parece poco realista.
Para adoptar el euro, los países candidatos deben respetar cinco criterios macroeconómicos establecidos por el tratado de Maastricht: control de la finanzas públicas (déficit y deuda) y de la inflación, y fluctuaciones limitadas de la tasa cambiaria y de interés.
Los Estados miembros de la UE deben adotar el euro en cuanto cumplan las condiciones exigidas y sólo benefician de una derogación mientras ello no sea posible.
Unicamente el Reino Unido y Dinamarca (en virtud de una cláusula particular del Tratado de Maastricht) y Suecia (de facto tras un referendo negativo), están exentos de esta obligación.