Monumento a la bandera


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En columna precedente me referí al lábaro patrio instalado en el interior de la Brigada Mariscal Zavala, zona 17 capitalina. Me Hice la interrogante yo mismo acerca de qué entidad tuvo tan loable iniciativa de impulsar a lo grande el civismo desde una colina plena de verdor al admirar sus dimensiones de lejos. Llamado parque de las Fuerzas de Tierra, asimismo.

Juan de Dios Rojas


Dudas aclaradas mediante atenta invitación del jefe de Relaciones Públicas del Departamento de Prensa del Ministerio de la Defensa, mayor de caballería, Nelson Hernández Vásquez. Al visitar el complejo vi con mis propios ojos el símbolo patrio con emoción. Acuden en principio escolares circunvecinos felices de verla, gozar del ambiente rebosante de oxígeno al máximo.

Cumplen a la vez de impartirles la necesidad de poner en práctica los valores primordiales cívicos, humanos y de convivencia pacífica indispensable. Satisfacen los estudiantes de interiorizar en su beneficio al calor de su energía si la misma tiene realización en ese ambiente propicio por el beneficio de acostumbrarse a compartir provechosamente esa oportunidad magnífica.

La hermosa bandera destaca como fue programado los colores oficiales de la insignia patria, establecidos en ley de la materia durante el gobierno del expresidente licenciado Julio César Méndez Montenegro. Así: dos franjas verticales azul celeste y una central a similitud del cielo guatemalteco generalmente ambas, y en blanco representativo de paz, pureza que perduren.

Si ese propósito específico de esencia educativa, además del genuino patriotismo y respeto al símbolo nuestro llenan su cometido por excelencia en los corazones guatemaltecos la ansiada meta se habrá llenado. Aún hace mucha falta alcanzar por la mayoría de connacionales. Otro tanto en restantes segmentos del colectivo, que continúan pendientes de superarlo con creces.

Algunos datos del paraje aludido en anteriores renglones. La hermosa bandera es de 36 metros de largo y 26 de ancho, el peso registra 350 libras de genuina seda. En total la construcción es de 20 toneladas, el ensamble e instalación, a mi juicio vino a ser «una tarea de romanos», a cargo de personal idóneo. Otro singular caso desde el sur mejicano hasta Panamá es la primera en su género.

El asta es de material específico, según técnicas modernas avanzadas. La base es de 21 metros y 54 de altura. Respecto a la base final mide 2 metros 80 centímetros. Posee un sistema eléctrico especial interno, inclusive tiene reflectores, a título de señal, cumpliendo requisito obligado por el movimiento de aviones en el aeropuerto La Aurora constantemente.

Llena un gran vacío tocante a sitios para ser visitados, previo permiso. Desde la cima de tan extraordinaria colina el visitante tiene ante sus ojos una panorámica integral capitalina, merecedora de justipreciarse los esfuerzos de tal índole en favor de la creciente capital chapina, urgida de su recuperación integral, en medio del torbellino que nos acosa dondequiera.