Gastar eficiente y oportunamente es parte del éxito del sector privado, también lo es cobrar los bienes y servicios vendidos. El sector público no produce dinero, lo recauda a través de impuestos, tasas, regalías y contribuciones.
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Como se puede comprobar y así relata en su libro “Rendición de cuentas” el exministro de Finanzas, Alberto Fuentes Knight, y también se evidencia en los informes de CEPAL, en nuestro país la concentración de la riqueza es mucho mayor que en la mayoría de naciones de América Latina y el pago de impuestos es un hecho al que se oponen siempre los sectores de mayor concentración de la riqueza, salvo que sean impuestos indirectos que tenga que pagar la clase media o la mayoría de la población, evidenciando el principal problema que impide que en Guatemala haya una adecuada educación pública, una adecuada salud preventiva y curativa a todos los niveles y una infraestructura que permita, especialmente en el altiplano, producir y llevar a los mercados los bienes de la canasta básica.
Como miembro de la Comisión de Finanzas del Congreso apoyé el aumento de la carga tributaria en el Gobierno de Jorge Serrano Elías. En el Gobierno de Ramiro de León Carpio, como presidente de la Comisión de Finanzas, cuando usted era jefe del Estado Mayor Presidencial, propuse y obtuve el apoyo de las bancadas de diputados del Frente Republicano Guatemalteco, del Partido de Avanzada Nacional y de la Democracia Cristiana, restituyendo o elevando de nuevo el Impuesto al Valor Agregado, IVA, al 10%. Adicionalmente, actualizamos de forma justa y ecuánime el impuesto de circulación para vehículos terrestres, marítimos y aéreos, sustentando dicho aumento en el valor de cada vehículo menos depreciación, en el número de ejes y peso bruto vehicular. Ana de Molina, ministra de esa época, nunca comprendió que ese gravamen indirecto iba a producirle tan buenos ingresos. También se normó para que los impuestos de Circulación y de Consumo de derivados de petróleo se destinaran al mantenimiento vial y se compartieran con las municipalidades.
En el Gobierno del que fui vicepresidente, me correspondió coordinar la implementación del Pacto Fiscal que en el anterior Gobierno, injustificadamente, Peter Lamport había detenido a pesar de lo que establecían los Acuerdos de Paz. Aunque algunos malintencionadamente han dicho que el Pacto Fiscal no se concretó, no solo es una falsedad, sino que todos los aspectos puntuales de mejora y adecuación de impuestos se legislaron y aprobaron, incluso se crearon impuestos como el de recaudación a la distribución de cemento, tanto el producido en el país como el importado, terminando el problema que teníamos entre México y Guatemala ante la Organización Mundial del Comercio. Es más, en el aumento del IVA que denominamos IVA-PAZ beneficiamos a la totalidad de las municipalidades del país en un porcentaje tan alto como el que representa el aporte del 10% constitucional de los impuestos recaudados, todo lo cual permitió mantener un bajo déficit fiscal y aumentar la carga tributaria.
En su gobierno se trató de aumentar impuestos y como lo señalé y reitero, la mayor carga se hizo hacia la clase media y clase pobre al elevar los impuestos indirectos; sí se creó el impuesto directo al reparto de dividendos, pero a una tasa extremadamente baja del 5%, mientras que a cualquier ahorrante en el sistema bancario o al pago de intereses de bonos se le grava con el 10%, parámetro que debe copiarse y aplicarse a los dividendos, lo que duplicaría la recaudación de ese impuesto.
¡Guatemala es primero!
Continuará