Los chalecos están de moda


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Sinnúmero de opiniones nos ha tocado a los guatemaltecos leer y oír sobre la disposición gubernativa de modificar la Ley de Tránsito con el fin de mejorar la seguridad ciudadana, la circulación de vehículos automotores y evitar sus accidentes. Lo primero que hice al enterarme del contenido de la misma fue preguntarme: ¿hay necesidad de poner en cintura a los motoristas? Y la respuesta fue ¡seguramente sí! Pero, ¿será suficiente seguir emitiendo solo disposiciones legales que a la postre no se cumplen?

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Yo creo que no, porque la gran mayoría de nuestra gente ha sido mal educada o formada como para cambiarle tantas malas costumbres arraigadas en su manera de ser de la noche a la mañana.
Por consiguiente, amerita seguir todo un proceso si es que en verdad se quiere actuar en beneficio de la población, empezando por educar y formar a la misma siguiendo con consensuar aquellos cambios que busquen ordenar el tránsito y suspender de inmediato la anarquía que impera en el mismo para luego implementar la debida organización y coordinación entre las entidades de servicio público que debieran velar por el cumplimiento de tales disposiciones. No es cuestión que cada quien hale o empuje por su lado, como dejar de hacer chapuces en donde no cabe hacerlos.
Los primeros que debieran recuperar la cordura son las mismas autoridades, puesto que no porque sus representantes hayan adoptado la moda de usar chalecos e imponer el uso de los mismos con el color oficial propagandístico, todo vaya a ser de ahora en adelante miel sobre hojuelas. “El buen ejemplo empieza por casa”, dice un refrán y vaya si no es cierto, porque hemos visto cómo los encargados de poner límites son los primeros que irrespetan el orden y la disciplina, siendo que la misma población con su desidia o indiferencia ha venido permitiendo que las autoridades dejen de cumplir con sus deberes y obligaciones o ¿no han sido ellas las que han provocado el desmadre que actualmente existe, llegando hasta el colmo que ni siquiera la luz roja de los semáforos hoy día se respeta?¿Cuántas placas de circulación se siguen ocultando impunemente, cuántos conductores amparados por el mal uso de los vidrios polarizados hacen lo que mejor les plazca y cuántos más circulan en la obscuridad sin todas las luces de sus vehículos en buen funcionamiento?
El ejercicio del poder sobre bases democráticas no significa que cada quien pueda hacer lo que le da la gana. No, desde el Presidente, pasando por los ministros, los alcaldes, los jueces o los diputados y los conductores somos responsables de cumplir con la ley sin distingos de ninguna especie. Hasta que no entendamos todos que nadie es superior a ella, vamos a seguir sumidos en el desorden, con una accidentalidad apabullante y con que la violencia siga siendo el común denominador de todos nuestros actos.