El expresidente egipcio Hosni Mubarak, quien está siendo enjuiciado de nuevo por el asesinato de cientos de manifestantes durante el levantamiento de 2011 que condujo a su derrocamiento, podría ser puesto en libertad esta semana, dijeron hoy funcionarios del poder judicial.
Los funcionarios dijeron que ya no había ningún motivo para retener al exautócrata de 85 años, porque ya venció el plazo legal de dos años que una persona puede estar bajo custodia a la espera de un veredicto final.
Mubarak ha estado detenido desde abril de 2011. Fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua en junio del año pasado por no evitar la matanza de unos 900 manifestantes en el levantamiento de 18 días contra su gobierno. Su condena fue revocada en una apelación y ahora está siendo juzgado de nuevo junto con su jefe de seguridad y seis altos mandos policiales.
El sorprendente anuncio fue hecho luego de que milicianos islámicos emboscaron dos minibuses que transportaban a policías fuera de servicio en la Península del Sinaí, obligaron a los hombres a salir de los vehículos, los hicieron tumbarse en el suelo y mataron a 25 de ellos. El ataque plena luz del día profundizó la agitación en el país y puso de manifiesto la volatilidad en la región estratégica.
Los asesinatos de hoy que tuvieron lugar cerca de la ciudad fronteriza de Rafa, en el norte del Sinaí, se produjeron un día después de que las fuerzas de seguridad mataron a 36 presos durante un motín en un convoy de autobuses que iban rumbo a una prisión en el norte de El Cairo. En total, cerca de mil personas han muerto debido a la violencia entre las fuerzas de seguridad y los partidarios del presidente derrocado Mohamed Morsi desde el pasado miércoles. El gobierno ha ordenado una investigación sobre sus muertes.
Horas después del ataque cerca de Rafa, presuntos milicianos mataron a un mayor de la policía mientras hacía guardia frente a un banco en la ciudad de el-Arish, también en el norte del Sinaí, dijeron funcionarios de seguridad.
Las tensiones en Egipto se han disparado desde que el ejército derrocó a Morsi, el sucesor de Mubarak, en un golpe de Estado el 3 de julio después de días de protestas por millones de egipcios que exigían la renuncia del presidente islamista, acusado de abusar de sus poderes.
Sin embargo, los seguidores de Morsi se han defendido y realizado manifestaciones para exigir su restitución y denunciar el golpe militar.
El miércoles, el ejército allanó dos campamentos de protesta de los seguidores de Morsi en El Cairo, matando a cientos de personas y provocando la actual ola de violencia.
El general Abdel-Fatá el-Sisi, jefe militar del país, dijo el domingo que la represión, seguida de un estado de emergencia y un toque de queda nocturno impuesto en El Cairo y varias otras provincias, es necesaria para proteger al país de una «guerra civil». El-Sisi ha prometido que el ejército se mantendrá firme de cara a la creciente violencia, pero también pidió la inclusión de los islamistas en el proceso político posterior a Morsi.