DOS LEYENDAS DE MISTERIO Y MAGIA DE GUATEMALA


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LAS CASAS DE ESPANTOS
Las leyendas de casas de espantos; de esas casas en donde los espíritus de la más diversa índole se pasean libremente, abundan tanto en la ciudad de Guatemala, como en otras partes de la República,

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Celso A. Lara Figueroa

Al grado que no se encuentra vivienda de construcción un tanto antigua, que no posea un misterio de ultratumba que contar.

Versión -Prototipo

Al analizar las distintas versiones recabadas, no presentan una gran variación entre sí.  No hay variantes significativas.  Sin embargo, no puede construirse una versión-Prototipo, ya que estas narraciones populares, más que leyendas, deben clasificarse como casos folklóricos.
    
No obstante, hay un hilo general que une a todas, y que puede sintetizarse. Las leyendas de casas de espantos se refieren al aparecimiento de sombras que transitan furtivas por los corredores; y a espíritus que carecen de un miembro o parte del cuerpo, ya sea la cabeza, las piernas o los brazos.  También hacen alusión a ruidos que se escuchan por  las noches en las cocinas en donde se caen los utensilios y, en donde, a su vez, espíritus traviesos hacen fuego en los poyos, y rezan sin que se les pueda ver.
    
Además, se atribuye a los espantos domésticos el apagar las luces eléctricas, abrir grifos del agua, cerrar puertas abiertas en las narices de las personas, y lanzar piedras contra los vidrios de la casa.
    
Finalmente, en relación a las leyendas de casas de espantos de la ciudad de Guatemala, puede apuntarse que al diablo se le encuentra en una que otra casa, ya sea en el Callejón de Soledad,   en el callejón del Ánima Sola, o bien por el llano de Gerona.
    
Folklore comparado

Este tema o tipo pertenece al mundo.  Cuesta creer en la existencia de un pueblo que no posea narraciones de esta naturaleza, porque la humanidad misma las ha creado en el transcurso de su historia, de ahí que vivan aún en la tradición oral, y mientras exista un hombre con mente fantasiosa que les dé vida, estas leyendas tendrán total vigencia.
    
Folklore interpretativo
    
¿Qué más puede agregarse a lo que las mismas leyendas dicen?  Poco puede decirse sin correr el riesgo de errar  el camino.  Únicamente que en ellas el pensamiento prelógico llega a su cúspide: los espíritus habitan con uno, en su propia casa, al punto de no respetar ni la intimidad del hogar.  Estas leyendas se encuentran en todos los barrios y lugares de la ciudad, aún en los edificios más modernos.
    
En suma, en la mente popular, los espíritus viven en paz y en comunidad con los mortales, convirtiéndose en habitantes naturales de las casas.  Reflexionemos si conocemos a persona que nunca haya oído hablar de ellos.  A decir verdad, creo que no.
    
EL CARRO DE PILOTO
    
El carro de piloto es una leyenda propia de los viejos barrios de la Nueva Guatemala.  La encontré principalmente en los barrios antiguos: La Merced, El Sagrario, La Recolección y El Zapote; fue también posible hallarla en otros lugares, pero siempre referida a los barrios antes mencionados.

Versión  Prototipo
    
Ciñéndose a las versiones populares, el Prototipo de la leyenda dice así: El carro de piloto es un carretón que recorre la ciudad a altas horas de la noche, los días viernes, echando chispas a su alrededor.

El personaje que conduce el carro, “no fue más que un bolo, mulero de El Zapote, que por sus malas acciones se lo ganó el diablo, y anda asustando a medio mundo aquí en la ciudad, especialmente a los que se les pasa la mano con el guaro”.

En cuanto al nombre “piloto” vale la pena decir algunas palabras: es bastante difícil discernir el origen de la leyenda, ya que la tradición popular lo ha olvidado.  El hecho real que dio origen a esta leyenda en un tiempo indeterminado al entrar en proceso de folklorización, se perdió el nombre propio del cochero en la mentalidad colectiva, quedando así únicamente el nombre de su oficio: PILOTO.
Este anonimato es precisamente uno de los elementos que caracterizan los hechos folklóricos, netamente del pueblo.

Relaciones con el hombre
    
El carro de piloto se relaciona con las personas que consumen con exceso bebidas embriagantes.  Es decir, sólo los borrachos tienen el privilegio de ver a “piloto” y carretón.
    
La sentencia popular es precisa: “El que ha chupado con ganas, además de ver al Cadejo, puede ver al carro de piloto, que va trastrabillando por la calle del estanco de tabaco todos los viernes, moviéndose su luz verde”.
    
Con ello los adoradores del dios Baco suman a la serie de privilegios que su  protector otorga, el de poder ver a este espíritu por las calles de la ciudad de Guatemala.
    
Variantes
    
Al someter a análisis las distintas versiones de esta leyenda, no encontré mayores variantes.  El Prototipo resume el motivo y los rasgos estructurales de cada una de ellas.
    
Folklore comparado
    
En Guatemala, esta leyenda recopilada en la tradición oral de la ciudad de Guatemala, presenta analogía con la narrada por Barnoya Gálvez, cuyo contexto también es la ciudad de Guatemala.
    
Cuenta el autor que por las noches aparece un carro por la calle de La Merced, “tirado por dos caballos que hacen pelenguén… pelenguén… sobre los adoquines.  Es el carruaje de Sixto Pérez, que va echando chispas por todas partes, (que) recorre en las noches oscuras las calles del barrio de La Merced”.
    
La proyección literaria aludida tiene bases históricas, ya que, agrega el autor, Sixto Pérez era el hombre de confianza del Presidente Justo Rufino Barrios, allá por 1872, por lo cual fue comisionado para ejecutar la orden de expulsión de todos los religiosos del país.  Pérez cumplió a cabalidad su cometido el Viernes Santo de ese año y de paso, y sin necesidad, atropelló la procesión de Santo Domingo con su carruaje tirado por percherones negros.  Como castigo se lo ganaron los diablos, y “por eso es que sale todas las noches a recorrer las mismas calles donde cometió su desacato”.
    
Al hacer un análisis cuidadoso se advierte que ambas versiones tienen la misma raíz, si bien cada una de ellas posee sus rasgos particulares precisos.  Es importante, además, tener en cuenta que dichos rasgos son urbanos, propios de la ciudad, nacidos en la Nueva Guatemala de la Asunción.

En América
    
El motivo general de la leyenda de la carreta solitario que atraviesa campos y ciudades, se encuentra en el folklore narrativo de otros países.  En Venezuela, por ejemplo, se han recogido varias leyendas al respecto.
    
Por los caminos de la tierra de Bolívar transita el carretero Parrasco guiando a los transeúntes en las noches oscuras.  “cuando alguien se pierde… encuentra la huella fresca del carro de Parrasco que lo salva del mal”.  En Uruguay se cree en carretas invisibles que transitan trabajosamente por los campos y las pampas.  Los campesinos uruguayos aseguran haber oído el chirriar de las ruedas y las voces del carretero dirigiendo los bueyes.
    
No obstante la similitud, las carretas de la América del Sur son espíritus bienhechores, y no están relacionados con los borrachos.  Además su visión no es causa de mal.  En cambio la particularidad del carro piloto de Guatemala es hacer daño.  Por lo menos es motivo de pavor entre los trasnochadores de la ciudad cuando lo ven asomar en las esquinas moviendo su luz verde.
    
Folklore interpretativo
    
Esta leyenda responde también a un pensamiento mágico.  Su función resume un sentido moralizador.  No se olvide que el carro de piloto “solo lo ven los bolos”. Por ende, quien no lo quiera ver, y exponerse a tremendo susto, no debe beber ni salir a la calle a altas horas de la noche.  No pasa inadvertido que la leyenda tiene mucho de semejante con las creadas por los sacerdotes católicos para combatir entre los indígenas el “oprobioso vicio del alcohol”.  En la práctica la leyenda se vuelve previsora y didáctica.  Esto le da vida y permite que se conserve con frescura en la mente de los hombres de los viejos barrios de la Nueva Guatemala.
    
Sin embargo, Dionisio, escondido tras la cruz del cristianismo, vigila que a sus protegidos no les suceda percance alguno, y que el susto que proporciona tal espíritu no pase de ahí: solamente un susto.  Y mientras el divino dios de la vendimia cuida, el legendario carro piloto sigue trastrabillando por las calles, ahora asfaltadas, de la ciudad de Guatemala.