La definición como política de Estado de los parámetros de la deuda pública es absolutamente necesaria y para lograrlo hace falta un amplio acuerdo de todos los sectores, incluyendo desde luego a los partidos políticos del país, puesto que el manejo eminentemente coyuntural que se da al tema es comprometedor para la estabilidad económica del país y pone en riesgo toda la estructura de la economía.
Desafortunadamente no tenemos una Junta Monetaria que pueda actuar con suficiente independencia y criterio técnico para asumir la responsabilidad de definir la política nacional en cuanto a los términos del endeudamiento, toda vez que la conformación de ese cuerpo colegiado privilegia el interés del gobierno de turno y de los sectores que generalmente actúan más por sus propios y particulares intereses que pensando en la conveniencia del país. Hay parámetros internacionales que se deben tomar en cuenta con relación a la deuda y respecto a los déficit fiscales que pueden considerarse como manejables, aunque idealmente no debiéramos gastar más de lo que podemos producir.
El primer concepto a entender es que no podemos endeudarnos ni para pagar deudas ni para sufragar los gastos de funcionamiento. Todo recurso proveniente de préstamos tiene que destinarse a inversión para impulsar nuestro desarrollo e incrementar la capacidad productiva del país. De lo contrario caemos en vicios como los de quienes se endeudan para pagar la renta de la casa sin producir nada adicional, lo que significa que en poco tiempo no sólo no se podrá pagar la renta, sino que tampoco la mensualidad de los préstamos.
El nivel de deuda tiene que ser medido en relación no sólo con el Producto Interno Bruto, sino especialmente con los ingresos ordinarios del Estado porque ellos servirán para pagar la deuda. Podemos tener una aceptable relación entre endeudamiento y el PIB, como explican los economistas, pero si nuestra deuda es demasiado alta con relación a la capacidad recaudadora del Estado, las luces rojas de alarma se encienden porque se compromete la capacidad de pago.
Al día de hoy cada gobierno se endeuda de acuerdo a las necesidades del día, sin pensar en el futuro ni en la herencia para las generaciones siguientes. “El que venga atrás, que arree”, parece ser el criterio que siguen todos los gobernantes de nuestra Guatemala que no tienen luces para ver más allá de su período de gobierno y no se preocupan por lo que comprometen el futuro de la Nación. Por ello es que resulta indispensable que se adopten políticas públicas con criterio de Nación para enfrentar el tema del endeudamiento.
Minutero:
Careciendo de estadistas
nos conformamos con farsantes:
todos nuestros gobernantes
tienen muy cortas las vistas