Roger Federer se siente bien generalmente a su llegada a Cincinnati para participar en una competición que ha ganado más veces que ningún otro tenista. Esta semana, no parece tan cómodo.
El suizo intenta revitalizar su juego y mantener saludable su espalda en el torneo de Cincinnati, que él conquistó el año pasado por quinta ocasión, una cifra sin precedentes.
A Federer le gusta la cancha azul donde se disputa el certamen, misma que favorece mucho la velocidad de la pelota. Además, disfruta de tranquilidad cuando no está jugando.
En su carrera, el tenista ha aprovechado el torneo como trampolín para el Abierto de Estados Unidos. Federer llega más con el ánimo de reconformar su juego durante la competición, la cual dio inicio ayer con dos partidos masculinos.
Tras su sorpresiva derrota en segunda ronda en Wimbledon, Federer también escenificó retiros desconcertantes frente a jugadores de menor clasificación en otros dos torneos. Asimismo le ha aquejado un problema en la espalda.
«Sin embargo, ahora estoy de nuevo apto y me siento mentalmente motivado, lo cual es muy importante en este preciso momento del año», dijo Federer.
El suizo jugará el martes contra el ganador del encuentro entre el estadounidense Mardy Fish y el alemán Philipp Kohlschreiber.
En los dos partidos de ayer, el jugador invitado al torneo Ryan Harrison, de Estados Unidos, ganó 7-6 (3), 6-4 a Alexandr Dolgopolov, de Ucrania, en tanto que Julien Benneteau, de Francia, se impuso 6-3, 6-2 a Marcos Baghdatis, de Chipre.