Tiene vigencia desde el año anterior, precisamente en esas mismas calendas. El hecho fuera de lo común dio lugar a acres comentarios, grandes expectativas dentro del grupo de exservidores públicos, en condición de adulto mayor, sin menos esperanzas de ser tomados en cuenta en la ya reducida oferta de empleo. Por consiguiente constituye enorme desconsideración.
Dicho sector, generalmente entre las redes de enfermedades diversas, largas y penosas, conforme dimensiones crueles, sumamente escaso de fondos. Un presupuesto enorme es consumido por medicamentos bajo el membrete de alto costo. El IGSS mediante la unidad ubicada en Pamplona, no se da abasto, carece de atención debida, falto de medicina de malos tratos y citas espaciadas.
Pero voy al grano enseguida, la disposición objetada, incluso señalada con índice acusador, tomó de sorpresa, desaliento y de inconformidad tal descuento, para denominarlo con el nombre verdadero. A propósito los medios comunicación social, entre ellos la moderna tecnología han hecho un chitón de boca, pese a impactar en demasía a tantísimo afectado sin excepción.
La disposición de marras, tomada a cuenta de qué y por qué, cómo y demás cuestiones en su totalidad sin el menor grado de buena voluntad política, además, sin el menor propósito de proveer a facilitar la existencia a las personas atenidas absolutamente por motivos ya señalados, dista de uno de los fines expuestos en el preámbulo de la Constitución de la República.
Olvidan de adrede el artículo lo. que manda la protección de la persona. “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común”. Más claro no puede ser, empero, todo hace creer por lo visto que tan hermoso y loable fin, por regla general se queda no más en letras dignas de mejor aplicación solamente.
No concibo cómo jamás de los jamases publicaron el aviso, que las buenas costumbres lo establecen, a los efectos que los dañados, concretamente los jubilados quedaran enterados, sin ocasión de exigir cuál es el motivo, adónde van a parar esos fondos que muchísima falta hacen a los jubilados y su familia, máxime ahora cuando el alto costo de vida nos ahorca más y más.
De sopetón llevo el golpe o impacto económico a quienes se encuentran en condición de las clases pasivas, un trato en menoscabo de la persona, dicho a menudo cuando se habla del Presupuesto General de la Nación. Hago ver que faltaron a la cortesía dando el previo aviso que no es mucho pedir y sí es gorda obligación de las dependencias gubernamentales encargadas del asunto.
Nada más molesto, verdadera rémora el caso mencionado en los presentes renglones, que exhibe una total descortesía, mucho más que es segunda ocasión llevada a cabo. A los afectados debió a mi juicio pedir su voluntad o no. Si de suyo las jubilaciones son miserables, razón de peso para haber accionado acuerdo a las reglas que establece la elemental cortesía. ¿o no?