VIDA


cul3_2

Vivimos apresuradamente, como transitando abruptamente por el universo paralelo que nos construimos sin conocer señales de alto o estaciones interespaciales donde cargar combustible, porque no lo necesitábamos, pues nos teníamos el uno al otro y eso era suficiente. Al menos por un momento que se nos iba fugazmente también.

David Alvarado

La vida debe de ser como uno de esos ríos cristalinos y caudalosos que fluyen por inercia, sin detenerse, que cambian y nunca vuelven a estar en el mismo lugar, que mueren en el mar, entre la plenitud, entre el horizonte donde se une con el cielo y no se sabe dónde se esconde el sol cada atardecer o porque no se consume el agua si parece sumergirse.

Yo no sé cuántas veces quise retenerte, hasta que entendí que eras como el viento que viene y va, arrastrando consigo hojas muertas en otoño o haciendo que la lluvia golpee los vidrios de las casas o los vehículos por las calles de la ciudad.

Uno a veces no se pone a pensar lo bueno que es conducir con alguien a tu lado tomándote la mano, distrayéndote para que no veas únicamente la carretera que se pierde en el infinito, yo no sé si tú y yo realmente estuvimos locos viviendo una realidad o únicamente cada uno con su camisa de fuerza, imaginó momentos irrepetibles bajo la tenue luz de la habitación.

A veces me da por recordar tu mano apretando la mía, caminando lejos, en medio del frío y la humedad, parados en un lugar sin nombre, tratando de ver una panorámica de nuestras vidas donde estuviéramos realmente juntos hasta el final. A veces me da por cantarte al oído otra vez, mientras conduces en medio de la neblina sin más esperanza que mi presencia, sin más brújula que nuestro instinto y sin más presente que nuestro amor.

Algunas veces me subo a un sueño y llego hasta el cielo, pero no te puedo encontrar…