El soldado enjuiciado por la matanza de Fort Hood en el 2009 fue autorizado hoy a seguir representándose a sí mismo después que la jueza impidió que los abogados en reserva se hicieran cargo de la defensa, pese a las afirmaciones de estos de que el acusado está empeñado en conseguir la pena de muerte.
Los abogados militares a quienes se ordenó ayudar al mayor Nidal Hasan a autorrepresentarse pidieron ser retirados del caso o ser autorizados a hacerse cargo de la defensa. Argumentan que Hasan, psiquiatra del Ejército, trata de convencer a los jurados de que lo condenen y sentencien a morir por el ataque que dejó 13 muertos en la base militar de Texas.
La jueza, la coronela Tara Osborn, rechazó hoy esta solicitud aduciendo que los abogados sencillamente disentían con la estrategia de defensa del acusado. Pero los abogados insistieron y dijeron que apelarán esa decisión ante un tribunal superior.
«Creemos que vuestra orden nos está haciendo violar nuestras reglas de conducta profesional», dijo a la magistrada el teniente coronel Kris Poppe, primer abogado defensor en reserva.
Esas diferencias hicieron que la jueza instituyera un breve receso. Pero la audiencia se reanudó poco después y se permitió el ingreso de los jurados después de que se ordenó a los abogados seguir con sus obligaciones actuales. No estaba en claro por el momento si los abogados interpusieron su apelación.
Poppe dijo a la jueza ayer que si se permite a Hasan seguir defendiéndose por sí solo, él y los demás abogados de apoyo deseaban reducir su participación para que Hasan no pudiera pedirles ayuda para seguir una estrategia a la que aquellos se oponen. Dijeron que no podían tolerar que Hasan cumpliera con una táctica autodestructiva.
«Está claro que su objetivo es remover impedimentos u obstáculos a la pena de muerte y está trabajando hacia ese fin», dijo Poppe a la magistrada ayer. Sostuvo que dicha estrategia «es repugnante para los abogados de la defensa y contraria a nuestras obligaciones personales».
Hasan pronunció una breve declaración el martes en el primer día del juicio en la que admitió responsabilidad por el ataque que mató a 13 personas en la base militar de Texas. Apenas habló y no formuló preguntas a la mayoría de los testigos. Una de las pocas veces que abrió la boca fue para dejar sentado que el arma del supuesto atacante era suya, aun cuando nadie se lo preguntó.
Pese a que garabateó algunas notas, por lo general se mantuvo mirando al frente de manera impasible.
El fiscal, el coronel Michael Mulligan, justificó la estrategia de Hasan hoy por considerar que hubiera sido «absurdo» que el acusado objetara los hechos del día del ataque en noviembre del 2009.
Mulligan dijo que Hasan parecía seguir una estrategia conocida de no cuestionar los hechos sino ofrecer una razón alternativa sobre su motivación.