Bolivia logró por segundo año una reducción neta de sus cultivos de coca y tiene ahora 25.300 hectáreas, 7% menos que el año anterior, informó hoy la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC en inglés).
Bolivia tiene el 17% del área sembrada en los tres países andinos (Bolivia, Perú y Colombia), los mayores productores de coca y cocaína en el mundo.
Esa tendencia sostenida de reducción no hubiera sido posible sin la participación de los sindicatos cocaleros que a través del autocontrol, al evitar la expansión del cultivo fuera de las áreas permitidas, destacó Antonino De Leo, representante de la UNODC en la presentación del informe correspondiente a 2012, a la que asistió el presidente Evo Morales.
Entre 2010 y 2012, Bolivia redujo en 19% sus plantaciones de coca; el año pasado la disminución fue del 7% en comparación con el año anterior. En los siguientes días la UNODC presentará su informe para Perú y Colombia.
La producción de hojas de coca fue de 45.000 toneladas, cuyo valor alcanza a 332 millones de dólares al año, 1,2% del PIB global y 13% del PIB agropecuario de Bolivia, según el informe. Aunque hubo una disminución, el precio de la coca continúa alto en comparación con años anteriores, lo cual incentiva el cultivo.
El gobierno repite que ha logrado mejores resultados en la lucha antidroga que cuando Estados Unidos ayudaba a este país. Morales expulsó al embajador estadounidense y a la DEA a finales de 2008, y Washington redujo su ayuda a Bolivia, de 100 millones de dólares ese año a 5 millones para 2014.
Morales dijo en la ceremonia que no habrá «coca-cero» como pretendía Estados Unidos porque esa política de «imposición provocó una rebelión» cocalera, pero instó a los cultivadores a sembrar piña y palmito (tallo de palmera que se usa en gastronomía) de buena rentabilidad económica porque «no todo el tiempo vamos a vivir del cato de coca».
En sus tiempos de líder cocalero, Morales combatió la política de erradicación de coca y sustitución por otros cultivos. En 2004, dos años antes de llegar a la presidencia, logró que el gobierno de entonces reconociera una parcela de coca por cada familia (cato) de 1.640 metros cuadrados en el Chapare, centro del país, donde el arbusto debió ser erradicado. Hasta ese año, la ley solo permitía la siembra de 12.000 hectáreas en otra región para consumo tradicional.
La erradicación forzada del excedente derivó en violencia hasta 2003, hundió al país en la inestabilidad y catapultó a Morales en la política. Hoy los propios sindicatos participan en la «racionalización» de cocales cuya superficie ha sido delimitada a solo tres regiones del país con una extensión máxima de 20.000 hectáreas.
No obstante los resultados, Washington ha continuado aplazando al gobierno boliviano en la lucha antidroga aunque en últimos informes reconoce los esfuerzos de Morales.
«El informe de la ONUDC demuestra la sostenibilidad de una estrategia que privilegia la participación de los productores de coca. Su sistema de monitoreo de cultivos es confiable y tiene apoyo de la comunidad internacional incluyendo Estados Unidos», dijo a la AP la analista Kathryn Ledebur, directora de la Red Andina de Información, que trabaja en Bolivia.
«Bolivia es el único país que tiene datos sólidos que permiten afinar su política. La erradicación de coca no viola los derechos humanos y otorga claridad para mejorar las fuentes de ingreso de las familias en regiones cocaleras», añadió.