Guatemala es así, no podremos cambiarla


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Los guatemaltecos ya no nos asustamos con los vueltegatos que da la vida social, administrativa y sobre todo política, porque nos hemos acostumbrado a conocer las respuestas, decisiones, fallos, disposiciones, medidas, sentencias, condenas, decretos, disposiciones, resoluciones, mandatos de cualquier índole, que nos dejan estupefactos por sus contenidos, alcances y burla hacia los mismos cuerpos legales que las norman.

Fernando Mollinedo C.
mocajofer@gmail.com


De esa cuenta y en retrospectiva, no son dignos de asombro los últimos fallos emitidos por algunos jueces del Organismo Judicial a favor de personas involucradas y/o señaladas por la comisión de actos ilegales calificados como de alto impacto social, así tampoco las posibles deserciones de diputados de varios partidos para conformar una nueva bancada y “apoyar” a la autorización de los bonos, para luego volver a sus partidos como que si nada hubiera pasado.

Es lamentable, de verdad, que haya políticos cuyo único objetivo es engordar sus cuentas bancarias, invertir en negocios lícitos e ilícitos, aprovechar la ocasión del manejo de poder para lograr propósitos económicos por medio del “consenso” o mejor dicho, una especie de “chantaje y/o coacción”.

Sin entrar en detalles profundos, veamos: los fallos en favor de Ríos Montt, de la exmagistrada De León, del señor Meyer, de García Arredondo; la “opinión” de la Junta Monetaria respecto a los bonos, las declaraciones del Presidente minimizando la estadística delictiva en el área organizada, común e institucional; la felicidad de los diputados con la perspectiva de aprobación de los bonos; no sería de extrañar que un titular de prensa nos diga que “la tarántula” sale libre por falta de mérito.

En cuestión de ética, el voto favorable del representante de la USAC en la Junta Monetaria; la opinión negativa del CACIF para la emisión de los bonos (porque no es un sector de su organización quienes lo recibirán), el pago del subsidio al transporte urbano, la creciente maternidad infantil e impunidad de los agresores, la prepotencia y abuso de los policías municipales de tránsito (toda regla tiene su excepción), la infaltable “mordida” en las aduanas; los meganegocios de las Portuarias, la “moratoria” en el sector de la minería.

El robo de niños recién nacidos dentro y fuera de los hospitales y sanatorios; la impunidad de los moto-ladrones y la vista gorda de los chontes que se hacen los babosos cuando los actos delictivos suceden frente a ellos, las extorsiones a las putas, pilotos, empresarios, tortillerías, basureros, tenderos y propietarios de pequeños negocios, colegios privados, maestros de escuelas nacionales, y ahora, ¡asómbrese! Hasta los pastores de las iglesias evangélicas tienen que pagar su “diezmo” a los mareros. ¿Llegará el extremo de que los miembros de la Policía Nacional Civil tengan que pagar también su respectiva cuota a efecto de que no los asalten y les roben sus armas y radiopatrullas?

Sólo falta que los funcionarios encartados en los híper, super y mega hueveos a los fondos del erario nacional, sean declarados “ciudadanos distinguidos” por la Contraloría General de Cuentas de la Nación y el Ministerio Público; (IGSS, Bancafé, Comercio, Ejército, helicópteros Sikorski, aviones Tucano, Aviateca, Guatel, Indeca, Bandesa, REMODELACIÓN DEL AEROPUERTO, CDAG, DIGEF, FONAPAZ, y otras más)

Esta es nuestra Guatemala, impredecible. Sin embargo, tiene buenos ciudadanos, honrados, honestos, trabajadores y valientes que creen todavía en una verdadera resurrección moral y espiritual de la sociedad, pero… son muy pocos. SI; hay que aceptarlo también, hay cosas buenas, de las que podemos enorgullecernos, pronto las abordaré.