Más de 2,700 personas, incluyendo a numerosos turistas extranjeros, tuvieron que ser evacuadas a causa de los incendios que devastaron el miércoles y el jueves unas 2.000 hectáreas en el sudeste de Francia, amenazando a varios balnearios de la Costa Azul.
La coexistencia de tres fuegos muy cercanos y la perspectiva de que se reanude el viento durante la jornada incrementaron la vigilancia de las autoridades.
Estos incendios fueron atizados por fuertes ráfagas de viento que llegaron a 90 km/h durante la noche.
El siniestro más importante se declaró el miércoles al anochecer a la entrada de los balnearios Mandelieu la Napule y Théoule sur mer. Fue «controlado» el jueves por la mañana, según las autoridades, después de afectar varias casas.
Unas 900 personas tuvieron que abandonar sus viviendas el miércoles al anochecer y durante la noche. Aproximadamente 1.000 bomberos y gendarmes fueron movilizados.
Cerca de 1.800 turistas, entre los cuales había numerosos extranjeros, tuvieron que ser evacuados el miércoles al anochecer, en forma preventiva, de seis campings de Roquebrune sur Argens y las comunas vecinas.
El incendio en este sector parecía estar controlado el jueves por la mañana, y los turistas pudieron regresar a sus campings.
Más al oeste, un tercer incendio a las puertas de la ciudad de Antibes fue controlado el jueves de mañana. Este siniestro dejó seis heridos, entre los cuales una mujer quemada en 30% y un bombero, según la prefectura.
A pesar de las abundantes lluvias de la primavera, la sequía es inquietante, sobre todo en el sur de Francia, donde cientos de bomberos adicionales fueron movilizados en previsión de los riesgos de incendios forestales.
En España, los primeros grandes incendios del verano fueron señalados el miércoles. Estos siniestros quemaron más de 600 hectáreas en Cataluña (nordeste) y obligaron a evacuar a unas 3.000 personas. Las llamas estaban controladas el jueves, según las autoridades.