Lula defiende los biocombustibles


Visita. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante una conferencia en Bruselas.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva defendió hoy en Bruselas a los biocombustibles como un modo de luchar contra la pobreza, instando a la creación de un mercado internacional del etanol y el biodiesel que garantice seguridad energética sin desequilibrios medioambientales.


«Estoy convencido de que los biocombustibles son una oportunidad histórica» para responder al «doble desafí­o» de «garantizar seguridad energética sin dañar el medio ambiente», dijo Lula en un emotivo discurso pronunciado en un foro internacional sobre el tema organizado por la Comisión Europea.

En Bruselas para su primera visita oficial a las instituciones europeas, Lula utilizó el foro como tribuna para defender el derecho de las naciones más pobres de producir energí­a barata y salió al cruce de las crí­ticas sobre los riesgos del uso masivo de biocombustibles.

«Hoy en dí­a 20 paí­ses producen energí­a para unos 200. Con el biocombustible, más de 100 paí­ses van a producir energí­a, haciendo su acceso mucho más democrático», afirmó Lula, cuyo paí­s es pionero en el sector y principal productor de etanol (el combustible elaborado a partir de caña de azúcar).

«Miren al mundo y piensen que todos los paí­ses, desde el más pequeño, y que todos los hombres, hasta el más modesto, tienen la tecnologí­a y saben cavar un pozo de 30 cm y plantar una ’planta de petróleo’ que puede producir energí­a», agregó.

El mandatario recordó la experiencia de Brasil en investigación, producción y uso de biodiesel y etanol durante los últimos 30 años, que tuvieron como resultados, entre otros, la creación de empleos y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

«La experiencia de Brasil muestra que la oposición de producción agrí­cola para biocarburantes o alimentación es incorrecta. La pobreza en mi paí­s se reduce y la producción de biocarburantes aumenta», dijo, al rechazar una de las crí­ticas de las ONGs, que también denuncian la posible destrucción de selvas.

Ante la mirada atenta del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el primer ministro portugués José Sócrates, titular en ejercicio de la Unión Europea, Lula se dijo «convencido» de que los resultados positivos obtenidos por Brasil pueden repetirse «en muchos paí­ses pobres y en ví­as de desarrollo, en particular en ífrica, América Central y Caribe».

«Debemos mirar a los biocombustibles como ciudadanos del mundo», insistió, pidiendo a la UE y los paí­ses desarrollados que vean el desarrollo de esta fuente de energí­a «como darle una oportunidad a aquellos que no la tuvieron en el siglo XX».

Para lograr un verdadero desarrollo de los biocombustibles que beneficie a todo el mundo, Lula se pronunció a favor de «impulsar un mercado internacional para el etanol y el biodiesel», una de las grandes ambiciones de Brasil.

La producción mundial de etanol destinado al mercado de los combustibles alcanzó en 2005 los 26.900 millones de litros (2% del consumo mundial de gasolina).

Si en ese año Brasil produjo 13.000 millones de litros (seguido de Estados Unidos con 11.000 millones), su intención para 2007 es alcanzar los 20.000 millones de litros.

La producción brasileña es mayoritariamente para el mercado doméstico, aunque la empresa Petrobrás anunció que el gigante sudamericano quiere triplicar las exportaciones de etanol en los próximos cinco años, de 3.400 millones de litros en 2006 a 9.000 millones en 2012.

Brasil organizará una gran conferencia internacional sobre los biocombustibles en Rí­o de Janeiro en julio de 2008.

«Estoy convencido de que los biocombustibles son una oportunidad histórica para responder al doble desafí­o de garantizar seguridad energética sin dañar el medio ambiente.»

Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil.