Pablo Neruda


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¿Es la poesía una especie en vías de extinción? ¿Constituyen la poca edición de textos poéticos y el modesto y casi clandestino círculo de lectores de poesía, pruebas de dicha extinción? La respuesta a dichas interrogantes son del todo aleatorias, si no aventuradas.

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Héctor Camargo

Afortunadamente, y esto constituye el seguro de vida de la poesía, todavía existen esos seres excepcionales llamados poetas y cuya noble profesión es el arte de conservar una de las características propiamente humanas: la palabra.

Por lo que hoy, culto lector/a, vamos a hablar de un poeta y, posiblemente, de uno de los más grandes poetas en lengua española, me refiero al gran Pablo Neruda. En efecto, si preguntamos a un hispanoamericano letrado sobre quiénes son los tres poetas mayores de América Latina, seguramente mencionará, un tanto históricamente, a Sor Juana Inés de la Cruz, como ejemplo de la Época Colonial; a Rubén Darío, como referente del Modernismo y, sin lugar a dudas, a Pablo Neruda como icono poético de las letras hispanoamericanas de la época contemporánea de las últimas cinco décadas.

En efecto, Pablo Neruda, quien nació en Parrales Chile, en 1904, fue, aparte de poeta, también político y diplomático. Además, gracias a lo universal de su arte poético, la lengua española cuenta con otro Premio Nobel de Literatura, pues Neruda fue galardonado con dicho premio en 1971. Por otro lado, la personalidad de Neruda está llena de hechos importantes en la historia, no solo literaria, sino política tanto de Chile como de España.

Y es sumamente interesante el hecho que muchas de las críticas y críticos de Neruda se sustentan, no en cuestiones formales de orden literario, sino, sobre todo, en parámetros de orden puramente político. Esto se explica, sobre todo, a causa de las afinidades políticas de Neruda -de izquierda- y de su participación en el proyecto democrático y socialista del presidente chileno Salvador Allende. Mientras que otros, posiblemente la mayoría, exaltan y admiran el hecho que Neruda supo conjugar, tanto en su personalidad como en su obra poética, la figura de lo político y de lo literario.

A diferencia de la narrativa, el arte poético es mucho más difícil de esquematizar. Y la obra de Neruda es un claro ejemplo de esto. Debido a que la poesía nerudiana es muy variada en temas y prolija en circunstancias y hechos. Y a menudo, el crítico o lector percibe que las antologías de versos no conjugan un tema poético en particular. Por lo que no es tarea fácil encerrar la poesía de Neruda en esquemas definidos. No obstante, es posible proponer, como mínimo, tres grupos o tipos de poesía nerudiana.

Poesía vanguardista
El primero de estos grupos es el que llamo poesía vanguardista. A este tipo de poesía, que está lógicamente circunscrito a las afinidades ideológicas del poeta y a sus compromisos políticos con los grupos izquierdistas en Chile. En particular, con el movimiento socialista de Salvador Allende y con los republicanos españoles. A este grupo poético pertenecen muchas odas de las antologías, como Odas Elementales, Nuevas Odas y Tercer libro de Odas. Sin embargo, hay que dejar en claro que las Odas no constituyen un todo homogéneo en cuanto a tema u objeto poético representado. La Oda a la Primavera, es un ejemplo:
“Por las ventanas // entra el aire del mundo // las rojas rosas nuevas, // las banderas bordadas // del pueblo y sus victorias.”

Poesía amorosa
En segunda instancia está el grupo que denomino poesía amorosa. A este grupo pertenecen en, particular, dos obras de Neruda. La primera, que es la más famosa, conocida y fácil de encontrar en el mercado del libro; me refiero al poemario titulado Veinte poemas de amor y una canción desesperada. La segunda, que es una obra menos conocida y un espécimen raro en los anaqueles de las bibliotecas, se intitula Los versos del capitán.

Los versos del capitán es una pequeña antología de versos que fue publicada -de forma anónima- en 1952. Hoy sabemos que la musa, la amada, a la que el poeta canta y que inspira sus versos era Matilde Urrutia, su fiel compañera de luchas y viajes en el exilio. Esta es una obra escrita en verso libre en la que el poeta canta al amor y a la mujer. La pasión, el éxtasis y la lujuria son figuras y metáforas que sobresalen y acompañan el arte poético de Neruda. Esta obra se sitúa en una esfera muy cercana al erotismo. La palabra constituye el ser de los sentidos que experimentan, a través del poeta, un amor del todo posesivo, sin límites y sin fronteras. Neruda estetiza el cuerpo femenino como una geografía a descubrir.

EL ALFARERO
Todo tu cuerpo tiene
copa o dulzura destinada a mí.

Cuando subo la mano
encuentro en cada sitio una paloma
que me buscaba, como si te hubieran, amor, hecho de arcilla
para mis propias manos de alfarero.

Tus rodillas, tus senos,
tu cintura faltan en mí como en el hueco
de una tierra sedienta
de la que desprendieron
una forma,
y juntos
somos completos como un solo río,
como una sola arena.

Poesía cósmica
El tercer grupo de poesía nerudiana es el que considero como poesía cósmica. En este grupo, donde la geografía americana y los elementos naturales hacen parte de la simbología cósmica del poeta, incluimos también muchas Odas, como la Oda al fuego; la Oda a la lluvia; pero también las Odas a América; la Oda a Guatemala, etc. América, ese espacio cósmico de razas, de mitos y de una fauna y flora exuberante son las figuras poéticas de las que Neruda se inspira. América es un espacio cósmico.

Pero el mejor ejemplo de poesía cósmica es, sin lugar a dudas, la obra Canto General. Esta  obra es en la que Neruda intenta la consolidación de una visión cósmica de América. Una visión cíclica del mundo acompañada de la soledad y melancolía del poeta. En esta obra, también se percibe -en contraposición al sentimiento positivo de las Odas- un leve síntoma de nostalgia muy cercano al pesimismo. Lo cierto es que, en el universo de la poesía, no hay verdades eternas y la lectura de un texto poético va acompañada, sin lugar a dudas, tanto del estado de ánimo como de los valores estéticos, morales y, posiblemente también, políticos del lector.

Lo político
Neruda, durante toda casi toda su vida, estuvo comprometido con las causas políticas democráticas que buscaban reformas sociales, económicas y políticas en provecho del pueblo chileno. Neruda, por ejemplo, fue diputado y senador por el partido comunista chileno. Pero no se inquiete, querido lector/a. Neruda no llegó a dichos cargos por medio de una revolución violenta, ni mucho menos. Neruda fue electo para dichos cargos a través de la vía democrática y bajo el rigor de la ley.

Y una anécdota interesante es que Neruda, siendo senador, criticó la política represiva y de irrespeto de los Derechos Humanos del presidente Gabriel Gonzáles Videla. Esto causo que Neruda se viera forzado de exiliarse en Argentina donde, gracias a la similitud y buenos oficios de Miguel Ángel Asturias, futuro Premio Nobel de Literatura Neruda, viajó a Europa con el pasaporte del guatemalteco.

La Guerra Civil en España
En 1934, después de algunos años de diplomacia en el sur este asiático, Neruda fue nombrado Cónsul General de Chile en España. Aquí entabló una fuerte amistad con el gran poeta español Federico García Lorca y el círculo de escritores e intelectuales que publicaban la famosa revista literaria El Caballo Verde para la Poesía.

Pero a mediados de julio de 1936 estalló la Guerra Civil española a causa del Golpe de Estado del general Francisco Franco. Las tropas fascistas de Franco asesinan a García Lorca y Neruda decide, no obstante su obligada neutralidad, apoyar a los republicanos españoles que luchaban en contra de los fascistas liderados por Franco. La tragedia de la Guerra Civil española serán reflejados de forma poética en la obra España en el corazón.

Generales traidores
Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón (…)

El Winnipeg
Los estragos de la Guerra Civil española fueron enormes, sobre todo para la población civil que se oponía al golpe de estado de Franco y a la aniquilación de la República española. En Francia, a donde habían llegado miles de refugiados españoles, las condiciones de vida de éstos eran deplorables. El gobierno francés había hacinado a los refugiados republicanos en deleznables Campos de Concentración y hacía lo mínimo por mejorar las paupérrimas condiciones de vida de los refugiados españoles. Entre paréntesis no está por demás recordar que estos políticos franceses se volverán, años más tarde, colaboradores del régimen nazi en lo que se conoce como el vergonzoso Gobierno de Vichy.

La solidaridad de Neruda con los republicanos fue tal que, al final, el gobierno chileno lo nombró Cónsul Especial para que se ocupara de los refugiados españoles en Francia. Neruda rápido se fue a París y, con a la colaboración de amigos, logró conseguir fondos y alquiló un viejo barco francés, el Winnipeg, que llenó con unos 2500 refugiados españoles. El Winnipeg, lleno de familias republicanas, llegó finalemente a Valparaiso, Chile, el 2 de septiembre de 1939. La conducta de Neruda ante el drama español de la Guerra Civil es un buen ejemplo que la solidaridad entre los hombres y pueblos es algo posible.

Para finalizar, paciente lector/a, agreguemos que la poesía de Pablo Neruda es, aparte de una lectura culta en lengua española, un canto a América y al sincretismo de su gente, culturas y geografía. Pero también la poesía nerudiana es un himno al amor, a la pasión y a la solidaridad entre los humanos. En eso radica la universalidad de Neruda.