Partidos van, polí­ticos vienen


Julio Donis

Sociólogo

De acuerdo con lo que aludí­a en mi artí­culo anterior, este espacio ha servido para hacer un repaso por todos los partidos polí­ticos, especialmente en lo que respecta a su particular forma de interpretar la realidad guatemalteca, también he compartido con ustedes algunas ideas sobre el desempeño institucional de dichas organizaciones, tomando en consideración aspectos como la fortaleza organizacional, que incluye la organización interna del partido; los dilemas de la representatividad en un escenario como el guatemalteco; e hice una lectura de los partidos a partir del origen de algunos de sus lí­deres. Finalmente estas entregas, que no acaban con el presente artí­culo, se centraron sobre todo en la identidad polí­tico-ideológica del partido.


Antes de continuar, les exhorto a que hablen y debatan sobre polí­tica, intercambien y dialoguen sobre una u otra posición, manifiesten la suya, contrapónganla con la del amigo o la de los familiares; somos seres polí­ticos y como tal reivindicó la necesidad de exponer el particular punto de vista de cada uno sobre aquello o lo otro.

Los valores y las ideas se manifiestan en todo, desde las cosas cotidianas hasta las posiciones sobre una polí­tica pública. Rechazo la idea instalada de que «es mejor no hablar de polí­tica ni de religión». Digo esto porque el desarrollo saludable de la identidad de un partido como institución, se forma en el tiempo desde la cotidianidad de la actuación de cada uno de nosotros como ciudadanos.

No suelen hablar de polí­tica

El estudio Cultura Polí­tica de la Democracia en Guatemala 2006 presentado recientemente por FLACSO, la Universidad de Vanderbilt y otras instituciones aporta un dato que resume mi anterior motivación, el 78% de los hombres en este paí­s y el 85% de las mujeres no suelen hablar de polí­tica.

Expuesto lo anterior, retomo lo que vení­a desarrollando en relación al esfuerzo de interpretar a los partidos polí­ticos para ustedes desde una lectura crí­tica. En general, los partidos de Guatemala tienen una especie de crisis derivada de una adolescencia institucional que incluye como rasgo fundamental, su débil institucionalidad y especialmente una identidad en construcción. Recuerden que casi la totalidad de estos, con excepción de la Democracia Cristiana, tienen menos de 15 años. El dilema en este caso es la aspiración a que logren rebasar esta etapa y se enfilen hacia la madurez polí­tica e institucional.

Identidad ideológica,

la mitad del plato

Lo anterior no es justificación, pero de alguna forma es una acotación de pertinencia que indica el proceso en el que están inmersos los partidos (esperemos que así­ sea). Entonces, la identidad ideológica es la mitad del plato y los partidos tienen casi vací­o el mismo; la filosofí­a de los partidos es, dirí­a yo, el elemento de mayor relevancia y controversia, porque casi la totalidad de los partidos evitan reconocerse así­ mismos con una posición polí­tica definida en un afán de abarcar o incluir a todo aquel que quiera votar por ellos. Complementa esta realidad la autodefinición que asumen casi todos, de valores como libertad, solidaridad, democracia, etc, en un rosario PC (polí­ticamente correcto) que los sitúa en general y casi a todos entre el centro derecha y el centro izquierda, más cerca del centro que de la izquierda, si se ve desde una caracterización más convencional.

Esta valoración se constata con la posición que han asumido sus secretarios generales, los hallazgos en sus estatutos, la actuación en la arena parlamentaria o en la responsabilidad del poder Ejecutivo, y que se refleja muy bien sobre las posiciones respecto al papel del Estado, al rol del mercado y de la empresa, así­ como sobre la inclusión de sectores poblacionales subrepresentados. No hay partidos con posiciones extremas, ni partidos de izquierda o de derecha pura, más bien hay términos pc que incluso se contradicen como por ejemplo asumir principios social-demócratas con fundamentos religiosos.

En fin, concluyo estas lí­neas motivándolo a que asuma los valores en los que cree y viva con coherencia, asúmase de derecha o de izquierda, esto hará al final de un largo proceso una sociedad más digna.