El tema de la violencia contra el transporte urbano y su relación con la actividad política recibió amplia cobertura de todos los medios nacionales hasta que un diputado de la UNE hizo pública información sobre cómo en Honduras un partido político había manipulado el tema, provocando violencia, para capitalizar la situación. En ese momento el tema provocó reacciones de distinto tipo que iban en los medios desde la crítica hasta el más hermético silencio para evitar toda información sobre la materia.
Todo empezó con declaraciones del vicepresidente Stein diciendo que el Gobierno tenía indicios de que tras la muerte de los pilotos de buses había intereses políticos. Esas declaraciones fueron ampliamente divulgadas porque, evidentemente, se trataba de una autoridad del país haciendo un señalamiento muy grave respecto a un hecho que ha afectado a la población y que ha costado la vida a varios conductores de unidades de transporte. El mismo presidente Berger dijo, en su momento, que había recibido «escalofriante» información de su colega hondureño, el presidente Zelaya, misma que prefería reservarse dado ese carácter tan especial y alarmante.
Por alguna misteriosa razón, el presidente Zelaya se desdijo, el presidente Berger hizo lo propio y el vicepresidente Stein apareció junto al general Otto Pérez Molina dando una explicación que constituía un giro de 180 grados en su posición. Por supuesto que la información fue debidamente reportada y cubierta por todos los medios, acaso porque representaba un cambio radical de enfoque.
Sin embargo, ayer que el Vicepresidente volvió a repetir su versión inicial y reafirmó que el presidente Zelaya, pese a los desmentidos, les dio información sobre cómo había actuado la oposición en Honduras y el papel del asesor norteamericano, los medios prefirieron ignorar el tema. Hay veces que una noticia es importante y llamativa, pero que lo más destacado del tema es la forma en que es cubierta por los medios y el silencio a veces dice más de lo que expresa una publicación.
Evidentemente hay interés por sepultar el tema de la violencia electoral relacionada con el transporte urbano. Ojalá que ese silencio no vaya a convertirse en aliciente para que alguien pueda usar efectivamente el tema como caballito de batalla porque lo que al final de cuentas está en juego es la vida de muchos pilotos. No podemos olvidar que la denuncia del vicepresidente Stein tuvo un efecto invaluable porque causó el cese de los ataques contra los pilotos y desde que se hizo el señalamiento no hubo más atentados hasta esta semana, cuando ya se desvinculó el tema de la cuestión política.
Si nos importa la vida de los pilotos y la paz social del país, hay que indagar muchas cosas. Y entre ellas, la silenciosa acogida de importantes declaraciones del vicepresidente de la República.