¿Y el petróleo?



Cuando el Presidente mostró su entusiasmo porque los chinos de Taiwán le ofrecieron que instalarí­an una megarrefinerí­a en Guatemala, con una multimillonaria inversión, pensamos que la ingenuidad de nuestros polí­ticos les hace creer cantos de sirena porque basta un somero análisis para entender que aun si fuera cierto lo de la refinerí­a, de dónde jocotes piensan sacar el petróleo para procesar. Pero ahora resulta que el tema del petróleo se ha convertido en el dulce más atractivo para nuestras autoridades, al punto de que también Vladimir Putin ha dicho que está dispuesto a que Rusia invierta en una refinerí­a en Guatemala.

La diferencia entre Rusia y Taiwán es que Rusia produce petróleo mientras que los chinos no. Pero lo que hace muy similares las ofertas es que el costo de transportar petróleo ruso para ser refinado en Guatemala convertirí­a a los combustibles producidos en demasiado caros y los sacarí­a del mercado.

El primero que nos vio la cara con lo de la refinerí­a fue Vicente Fox, quien para impulsar su polí­tica para generar mayor influencia desde Puebla hasta Panamá, lanzó la idea de que la región deberí­a tener una megarrefinerí­a que, por supuesto, procesarí­a crudo mexicano porque el guatemalteco es muy escaso como para justificar una inversión de ese calibre. Cuando terminó el gobierno de Fox, los funcionarios de Pemex se sintieron liberados para explicarle a los centroamericanos que no habí­a posibilidad de abastecer a una refinerí­a como la que habí­a ofrecido Fox y por lo tanto todos los estudios que se hicieron y el gasto para invitar a inversionistas fue en balde. Fue la primera vez que, como dicen los mexicanos, nos vieron la cara de pendejos.

Pero evidentemente no aprendemos y ahora estamos con dos dulces para entretenernos. Por un lado la oferta de los chinos, quienes en su ofensiva para consolidar su posición internacional, siguen viendo cómo compran a los paí­ses con los que mantienen relaciones. El fenómeno de Costa Rica los ha asustado y tienen que ver cómo engatusan a los que quedan y en el caso del Presidente de Guatemala, aparentemente nada hay tan atractivo como el tema del petróleo. El presidente Berger se entusiasma cada vez que ve la posibilidad de que alguien pueda invertir en cuestiones petroleras en Guatemala y no lo oculta, tanto así­ que pareciera que ya se corrió la voz que para quedar bien con él basta y sobra con la palabra mágica. Una refinerí­a lo compone todo, aunque la refinerí­a no sea más que una ilusión porque México ya dijo que no nos puede dar petróleo y Venezuela, el otro gran productor regional, no sentirá interés por hacer negocios con Guatemala. De suerte que salvo por el petróleo ruso, cuyo transporte costarí­a un ojo de la cara, una refinerí­a como las ofrecidas serí­a algo así­ como una nueva Celgusa.