El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, llegó el miércoles a Lisboa para concluir una «alianza estratégica» con la Unión Europea que inaugura un «diálogo privilegiado» en temas como energía y medio ambiente y que podría destrabar un TLC entre el Mercosur y los 27.
Brasil era el único de los países emergentes denominados «BRIC» (Brasil, Rusia, China e India, que se estima dominarán la economía mundial en el año 2050) que no contaba con esta categoría.
El estatuto de «socio clave» de la UE otorgado a Brasil «abre una nueva era en las relaciones de Europa con el Atlántico Sur y de Brasil con el continente europeo», afirmaron el presidente Lula y el primer ministro portugués, José Socrates, en una columna conjunta publicada el miércoles por el diario brasileño Globo y el portugués Diario de Noticias.
Ambas partes esperan aumentar la cooperación sobre energía, transporte, ciencia, tecnología y lucha contra el cambio climático y la pobreza, así como acercar posiciones sobre una reforma de las Naciones Unidas que refuerce el multilateralismo.
Brasil aspira a obtener un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Una de las prioridades será destrabar las negociaciones para un tratado de libre comercio entre el Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) y la UE, iniciadas en 1999 y estancadas desde 2004, en momentos en que se aleja la posibilidad de un acuerdo multilateral en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
«La conclusión del acuerdo Mercosur-UE (…) pasará a ser nuestra prioridad inmediata», afirmaron Lula y Socrates en su columna.
El Mercosur está dispuesto a ofrecer a los europeos un mejor acceso para los productos industrializados que aún no quiere ofrecer a China en el marco de la OMC, a cambio de un aumento de las cuotas de productos agrícolas que ingresen a la UE.
«Esto no significa, no obstante, que no sigamos apostando por un acuerdo marco más global, que reviva las esperanzas colocadas en la ronda de Doha» de la OMC pese a la fracasada reunión de Brasil, India, UE y Estados Unidos el mes pasado en Potsdam (Alemania), precisaron Lula y Socrates.
El bloque sudamericano deberá definir previamente si Venezuela, que negocia su ingreso pleno, es parte o no de las mismas, en momentos en que crece la tensión en las relaciones entre Caracas y Brasilia.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, rechazó el martes por «impertinentes» las declaraciones del canciller brasileño, Celso Amorim, quien le había solicitado un «gesto» hacia el Congreso de su país para que éste ratificara la adhesión plena de Venezuela al Mercosur.
Chávez, que acusó a los senadores brasileños de ser «loros que repiten lo que dicen en Washington» por haberle pedido la renovación de la concesión de la televisión opositora RCTV, amenaza con retirarse del Mercosur.
Brasil tiene asimismo interés en crear un mercado europeo de biocombustibles, un sector del cual es líder mundial en producción e investigación, sobre todo en el etanol fabricado a partir de caña de azúcar.
Al margen de la cumbre, la empresa petrolera portuguesa Galp y la brasileña Petrobrás firmarán un acuerdo a través del cual Portugal recibirá 300.000 toneladas de biodiésel (fabricado a base de desechos animales y vegetales) por año y otras 300.000 toneladas serán distribuidas en el resto de la UE.
La UE aspira a que una quinta parte de su energía provenga de fuentes renovables, y que un 10% provenga de los biocombustibles.
Tras la cumbre, el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, ofrecerá una cena en honor de Lula en el Centro Cultural de Belem que contará entre otros con la presencia del presidente francés, Nicolas Sarkozy, del jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, del primer ministro italiano, Romano Prodi, y del primer ministro de Eslovenia, Janez Jansa, cuyo país asumirá la presidencia de la UE el 1 de enero de 2008.