El gobierno de Estados Unidos reaccionó molesto por las acusaciones del presidente Evo Morales de ejercer terrorismo, tras un incidente en que una ciudadana norteamericana intentó introducir munición al país, en el momento más crítico de las relaciones entre las administraciones de Washington y La Paz.
El embajador norteamericano en La Paz, Philip Goldberg, afirmó que las reacciones del gobierno de Bolivia a raíz de la detención de la ciudadana Dinh Donna Thi cuando trataba de introducir munición para un militar de la embajada estadounidense, son «inaceptables y también fuera de una intención de mantener buenas relaciones».
La reacción de Washington provocó que el gobierno de Bolivia busque poner paños fríos a su tensa relación diplomática con Estados Unidos.
«Aquí no están en riesgo las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Bolivia, porque el gobierno desea mantener con ese país el mismo nivel de buen relacionamiento que tiene con todos los países del mundo», dijo el ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada.
En tanto, el vicepresidente de Bolivia ílvaro García se negó a hacer comentarios y dijo esperar «una buena investigación» sobre el caso.
El presidente Morales señaló días atrás, sobre ese incidente, que «no se entiende para qué el embajador estadounidense (Goldberg) trae balas; ahí está el terrorismo que ha venido», mientras que el vocero gubernamental, Alex Contreras, acusó al gobierno de Washington de haber desarrollado una «política encubierta» contra el régimen socialista de La Paz.
Las agrias declaraciones bolivianas surgieron después de que Thi, de 20 años, fuera detenida el miércoles en el aeropuerto que sirve a La Paz cuando trataba de internar al país 500 balas calibre 45, en un vuelo comercial procedente de Miami, aunque fue liberada el jueves por un juez local que no halló delito en el transporte del material.
La munición tenía como destinatario el coronel James Campbell, enlace militar en la embajada estadounidense en Bolivia, quien tenía el propósito de utilizarla para uso personal, explicó la embajada de Estados Unidos.
Goldberg, convocado el lunes por el canciller David Choquehuanca para explicar el incidente, salió molesto de las oficinas del ministro de Relaciones Exteriores e hizo público su sentimiento.
El embajador lamentó ser «blanco de acusaciones» del gobierno boliviano. En su criterio «ésta es una situación que no tiene nada que ver con el punto original, fue un error (el caso Thi), pero no de esta magnitud».
«Yo he notado declaraciones (para) tensionar las relaciones; nosotros queremos buenas relaciones. No entiendo completamente la razón de las declaraciones tan fuera de la diplomacia, de lo aceptable en nuestras relaciones», complementó el diplomático.
Mientras Estados Unidos protestó en La Paz, el Departamento de Estado convocó en Washington al embajador boliviano, Gustavo Guzmán, para que explique el tono de las declaraciones del presidente Morales y de otros funcionarios.
Según el influyente diario local La Razón, que cita fuentes del gobierno norteamericano, el diplomático andino recibió un firme reclamo por las inapropiadas declaraciones de su gobierno y salió acongojado de la reunión en el Departameno de Estado.
El Poder Ejecutivo boliviano ha reconocido -según el vocero de Gobierno, Alex Contreras- que el incidente ha provocado que las relaciones entre La Paz y Washington se encuentren «en su peor momento».
Desde que en enero de 2006, asumió la presidencia Morales, un aguerrido líder de los cultivadores de coca del trópico del Chapare, ha mantenido una ríspida relación con los Estados Unidos, por su cercanía política y económica con los gobiernos de Venezuela y Cuba, enconados enemigos de la Casa Blanca.
Alfredo Rada, ministro de gobernación de Bolivia.