Legalmente no existe respaldo alguno para una deuda que se contrajo sin que existieran las partidas presupuestarias de respaldo y por lo tanto la mal llamada deuda flotante, que hundirá como pesado lastre al país, no debe ser pagada y mucho menos se puede hablar de honrar un compromiso que es espurio desde su mismo origen. El Congreso de la República, si cumpliera con su deber y función, tendría que rechazar el pago de esa deuda por carecer de sustento legal y lo que tendría que hacerse es certificar lo conducente para que quienes contrajeron la deuda sean juzgados por el delito de peculado.
Desafortunadamente no tenemos ni una Contraloría competente (la Contralora ya dijo que sin 4 millones de quetzales para pagar sueldos no puede auditar la obra) ni mucho menos un Ministerio Púbico que en el tema de la corrupción esté dispuesto a mostrar siquiera un aire con remolino. En el caso de la deuda flotante, contraída por Colom, la Fiscal General no moverá un dedo porque fue ese funesto mandatario quien la nombró para el cargo y, como reza el refrán, “amor con amor se paga”.
Tristemente nuestras instituciones no cumplen con su deber y por eso se llega al colmo de que estamos discutiendo el pago para contratos que fueron realizados al margen de la ley y en evidente corrupción. Los mismos contratistas, que ahora reclaman el pago por “trabajos realizados” pero nunca fiscalizados ni corroborados, sabían que estaban fuera de la ley porque no había respaldo legal para las contrataciones y por lo tanto no tienen ningún derecho que reclamar.
Pero como esos mismos contratistas no sólo hicieron negocios con los Colom sino que financiaron a Pérez y Baldetti, pues se ganaron el derecho a cobrar macizamente por negocios turbios que tienen que ver, en el mejor de los casos, con obras mal hechas o no terminadas y en el peor de los casos con obras simplemente inventadas y que figuran en los libros de contabilidad pero que no tienen nada de ejecución.
Por si fuera poco la ilegalidad de la supuesta obligación, hay que señalar que nos llevará a un nivel de déficit fiscal sumamente comprometedor cuya factura pagaremos todos los guatemaltecos. Estamos llevando a Guatemala a situaciones críticas como las que se vivieron en el sur de Europa por la irresponsabilidad de gobiernos que endeudaron a sus pueblos más de la cuenta. Ya las calificadoras de crédito empezaron a darse cuenta, rebajando la nota a nuestro país y eso es simple preludio del desastre que se avecina.
Minutero
Las mañas son similares
entre los PP de aquí y de España;
pero las leyes son tan dispares
que allá no toleran la maña