El poderoso terremoto que sacudió Japón en el 2011 desató temblores alrededor de un campo petrolero en Texas, de acuerdo con un nuevo estudio que indica que las operaciones de perforación petrolífera y gasífera pudieran volver a las zonas de fallas sensibles a ondas creadas por sismos lejanos.
LOS ÁNGELES /Agencia AP
Se ha sabido desde hace tiempo que fuertes terremotos pueden causar sismos menores a miles de kilómetros del epicentro. Zonas volcánicamente activas como el Parque Nacional Yellowstone a menudo tiemblan luego de un sismo fuerte lejano.
Pero se sabe menos sobre la influencia de sismos remotos en fallas que han sido debilitadas por actividad humana, como la eliminación a profundidad de aguas residuales en el campo petrolero. Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Columbia y publicado el viernes por la revista Science indica que un fuerte terremoto al otro lado del planeta puede desatar temblores menores cerca de pozos de inyección en medio de Estados Unidos.
«Las ondas sísmicas actúan como la gota que colmó el vaso, empujando las fallas ese último poquito que resta hacia un sismo», dijo el autor principal del estudio, Nicholas van der Elst, en un mensaje electrónico.
En los últimos años se ha estudiado más los sismos cerca de áreas industriales en momentos en que se incrementan las perforaciones para satisfacer el hambre energética del país. Estudios han mostrado que la eliminación de aguas residuales —el proceso de bombear agua a grandes profundidades a alta presión— pueden debilitar fallas cercanas e incluso producir sismos lo suficientemente fuertes como para ser sentidos. La controversial práctica de fracturación hidráulica, que usa una mezcla a alta presión de agua, arena y substancias químicas para extraer gas natural o petróleo, puede desatar también sismos, aunque generalmente son mínimos, de magnitud 2.
Al examinar archivos de sismos, van der Elst y sus colegas encontraron evidencia de que fallas cercanas a sitios de inyección de agua se cargaron de presión cuando ondas de un terremoto lejano viajaron alrededor del planeta.
Entre sus conclusiones:
—El terremoto de 9 de magnitud en Japón desató una ola de actividad sísmica en el poblado texano de Snyder, donde la extracción petrolera ha causado temblores anteriormente.
—El sismo de 8,8 de magnitud en Chile en el 2010 desató un temblor de 4,1 en Prague, Oklahoma, donde existen pozos de inyección.
—EL sismo de Chile causó además una serie de temblores pequeños en el pueblo de Trinidad, en Colorado, cerca de la frontera con Nuevo México, en un área conocida por la extracción de gas natural de lechos carboníferos.
En esas instancias, la actividad sísmica fue seguida meses más tarde por un sismo moderado y los estudiosos dijeron que eso pudiera ser un indicio de presiones en la falla. Los eventos desatados son muy débiles para aliviar las presiones y parte de esa presión va a fallas cercanas, volviendo más probable un sismo futuro más fuerte, dijo van der Elst.