Phil Mickelson se impuso al sudafricano Branden Grace en un hoyo de desempate para coronarse ayer en el Abierto de Escocia.
El estadounidense se quitó la gorra para agradecer el aplauso caluroso en el graderío frente al hoyo 18, y caminó a un costado del Green para abrazar a su esposa y a sus tres hijos.
La escena se repitió 20 minutos después, cuando Mickelson había aprovechado la segunda oportunidad de obtener su primer título en Europa en 20 años.
El tenso final remató un día loco en el campo de Castle Stuart.
«A nadie le gusta una película cuando se puede adivinar el final», dijo Mickelson, quien parece tan popular en Escocia como lo es en California. «Siempre quieres algo de suspenso».
Luego de sobreponerse a un comienzo terrible de la segunda ronda y de borrar una desventaja de cinco golpes ante el sueco Henrik Stenson, el líder de la ronda anterior, Mickelson sólo necesitó dos putts para rescatar el par en el 72do hoyo del torneo y completar la preparación perfecta para el Abierto Británico, que arranca la próxima semana en Muirfield.