El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó el martes ante el pleno del Congreso de los Diputados que «no hay margen alguno» para intentar dialogar con ETA y reiteró que la respuesta a «esta amenaza será implacable».
«ETA ha hecho imposible un final dialogado de la violencia. No hay vía alguna para el diálogo. No hay margen alguno para intentarlo», sostuvo Zapatero ante el pleno de la cámara en su discurso inaugural del debate sobre el estado de la Nación que continuará miércoles y jueves.
En el último tramo de su intervención que comenzó a las 12H00 locales (10H00 GMT) y duró casi hora y media, Zapatero sostuvo que su gobierno exploró «las posibilidades reales de llegar a la disolución de la banda terrorista ETA» como «han intentado todos los presidentes (del gobierno) que me han precedido», en alusión al socialista Felipe González (1982-96) y al conservador José María Aznar (1996-2004).
«La responsabilidad de cuanto se ha hecho ha sido mía. La he ejercido con firmeza y convicción. He valorado en cada momento, las circunstancias existentes, los riesgos y las oportunidades y mientras ha habido una sola oportunidad de salvar vidas, he intentado aprovecharlo», enfatizó Zapatero.
El gobernante español, que había convertido el fin de la violencia etarra en una prioridad de su legislatura, que concluirá en marzo de 2008 cuando se celebren elecciones generales, reiteró que «la respuesta a esta amenaza será implacable por mi parte».
«Tanto ahora como antes, estuvo claro el objetivo: el fin de la violencia (…) ningún precio político a cambio de ese final (…) y respeto a la ley», afirmó el dirigente español que agradeció el apoyo que las fuerzas políticas españolas dieron al gobierno en esta materia, «salvo el primer partido de la oposición», en alusión al Partido Popular (PP, derecha).
El líder del PP, Mariano Rajoy, pronunciará su discurso a las 16H00 locales (14H00 GMT). Tras él, hablarán los portavoces de los otros siete bloques legislativos.
Zapatero, en el poder desde abril de 2004, impulsó un proceso de paz con ETA para poner fin a casi 40 años de lucha armada que causó 819 muertos, después de que la organización separatista declarara un alto el fuego permanente en marzo de 2006, pero que rompió en diciembre con un atentado en el aeropuerto de Barajas que mató a dos ecuatorianos.
El 5 de junio, ETA anunció que a partir del día siguiente rompía el alto el fuego que había decretado el 22 de marzo de 2006.
«Ese día, ETA volvió a retomar un camino sin salida. Un camino de especial desprecio a la sociedad vasca», subrayó Zapatero, que apeló a la unión de las fuerzas políticas democráticas.
«Señorías, no entreguemos a los terroristas ni ahora ni nunca, el premio de nuestra desunión», sentenció, en medio de los aplausos de los diputados socialistas y de sus ministros, presentes en el recinto.
Desde el fin de la tregua de ETA, el cerco policial y judicial se estrechó aún más sobre la banda armada y su entorno.
El portavoz de la ilegalizada Batasuna, brazo político de ETA, Arnaldo Otegi, está en la cárcel por apología del terrorismo.
Al menos diez presuntos etarras fueron detenidos en Francia, Canadá y México y dos coches de ETA cargados con explosivos fueron hallados en España y Francia.
El 21 de junio, un vehículo cargado con 130 kilos de explosivos abandonado por ETA fue descubierto en una autopista cercana a la frontera con Portugal.
El lunes, la policía francesa halló a 15 km de Navarra (norte de España), una furgoneta cargada con otros 165 kilos de material explosivo.
José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español.