La policía de Yemen buscaba el martes a los ’cerebros’ del ataque suicida con un coche bomba que mató a siete turistas españoles y dos conductores yemeníes y que, según las autoridades de Saná, es clara obra de la red terrorista Al Qaida.
El ataque del lunes en un antiguo templo de la conflictiva región de Marib, a 170 km al este de Saná, fue el peor cometido contra ciudadanos occidentales en ese empobrecido país de Oriente Medio desde la bomba de Al Qaida contra un destructor estadounidense en 2000 que mató a 17 marineros norteamericanos.
Las autoridades yemeníes ya pusieron en marcha la investigación del ataque y el presidente del país, Ali Abdalá Saleh, reconoció ante los periodistas en Saná que se «disponía de informaciones según las cuales, elementos de Al Qaida se preparaban para realizar ataques terroristas».
Por este motivo, «reforzaron las medidas de seguridad en las instalaciones petroleras y las instituciones gubernamentales pero el templo de Balqis no fue tomado en cuenta», dijo Saleh en referencia al lugar donde ocurrió el atentado.
Un hombre estrelló su vehículo cargado de explosivos contra el convoy de turistas, al oeste de la ciudad de Maareb (a unos 170 km al este de Saná), capital del antiguo y legendario territorio regentado por la reina de Saba.
En el atentado –que no ha sido reivindicado– también resultaron heridos además de otros seis turistas españoles, dos conductores y cuatro policías yemeníes.
«Las primeras informaciones hacen presagiar que el autor del ataque era un ciudadano árabe», añadió Saleh, que no precisó la nacionalidad del kamikaze.
Según los servicios de seguridad, el atentado fue probablemente obra de militantes de Al Qaida en paradero desconocido desde su huida de una prisión de Saná, en febrero de 2006.
En esa ocasión se evadieron 23 presuntos miembros de Al Qaida. Según las autoridades de Saná, hasta el momento han sido capturados, muertos o se rindieron al menos 17 de ellos.
«Los agentes encargados de la seguridad están dispuestos a buscar al cien por cien a los elementos implicados en ese acto criminal e irresponsable», recalcó.
Saleh anunció una recompensa de unos 60.000 euros (82.000 dólares) a quien suministre información que pueda llevar a los arrestos de los terroristas o a todo aquel que los detenga.
Inmediatamente después del atentado, un responsable del ministerio del Interior atribuyó la autoría a la red de Osama Bin Laden.
Los servicios de seguridad «seguirán persiguiendo a todos los elementos terroristas responsables de este acto criminal para presentarlos a la justicia», hizo saber el ministerio yemení del Interior.
Por su parte, la justicia española abrió una investigación preliminar sobre el atentado, a cargo del juez de instrucción de la Audiencia Nacional (la instancia penal española más elevada), Fernando Andreu, mientras el jefe de la diplomacia de Madrid, Miguel Angel Moratinos, expresó su «más firme condena».
Asimismo, Madrid, que aún llora a los seis militares muertos en un ataque con coche bomba en Líbano a finales de junio, envió dos aviones a Yemen para repatriar a los cadáveres, así como a los otros seis españoles heridos en el ataque.
Esos aparatos –en los que también han viajado el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Joan Clos, y el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León– tienen previsto despegar nuevamente de suelo yemení a última hora del martes.
El atentado del lunes es uno de los más graves perpetrados en Yemen, un país muy pobre del sur de la península de Arabia de mayoría sunita donde ya en el pasado ha perpetrado ataques Al Qaida, la red creada y liderada por Osama Bin Laden, cuya familia es precisamente de origen yemení.
Además del atentado contra el destructor estadounidense en 2000, que fue reivindicado por Al Qaida, en 2002, la red de Bin Laden también atacó un petrolero francés frente a las costas del sureste de Yemen, causando la muerte de un marinero búlgaro.
A raíz de ese incidente, Saná puso en marcha unas operaciones contra presuntos miembros de Al Qaida. En septiembre de 2006, las autoridades yemeníes frustraron un doble atentado de Al Qaida contra las instalaciones petroleras de Hadramaut (sureste de Sana) en el que murieron cuatro asaltantes y un guardia.