Cuando estaba en la secundaria, Marion Bartoli hacía las tareas escolares en el automóvil mientras su padre, que era también su entrenador, manejaba durante horas desde su hogar en el centro de Francia hasta donde se disputaban los torneos juveniles de tenis.


LONDRES / Agen ciaAP
Durante la semana, cuando el padre completaba su jornada como médico, se iban a practicar durante un par de horas, a veces a partir de las 9 o las 10 de la noche.
«Después volvíamos a casa y me despertaba por la mañana para ir a la escuela, y repetíamos la rutina una y otra vez», recordó Bartoli. «Eso me hizo hacer lo que soy hoy en las canchas. Todo proviene de allí».
A los 28 años, Bartoli se consagró campeona en Wimbledon.
Y cuando la decimoquinta cabeza de serie concretó su victoria en la final sobre Sabine Lisicki (23) por 6-1, 6-4 el sábado, trepó a las tribunas para abrazar a su padre.
«Compartir este momento con mi papi fue realmente notable», comentó, «y estoy muy orgullosa».
En un diálogo con la prensa, Walter Bartoli admitió que fue severo con su hija.
«Cuando era pequeña, los domingos quería comer galletitas pero yo le insistía que si quería ganar Wimbledon algún día tenía que jugar dos puntos más antes del almuerzo», afirmó. «Y mientras ella no ganara esos dos puntos extra, no tenía permiso para comer galletitas. Tenía 13 o 14 años, pero estoy seguro de que tuvo un efecto sobre ella».
Él nunca fue tenista; el ajedrez era su pasatiempo favorito. Pero desde que la pequeña Marion tenía unos seis años, se decidió a hacer todo lo posible para que ella triunfara.
Cuando tenía siete años la niña vio por televisión cómo Mónica Seles le ganaba a Steffi Graff para conquistar el Abierto de Francia de 1992. Fascinada por el modo en que Seles apresaba la raqueta con las dos manos, Bartoli decidió que jugaría del mismo modo.
A su padre le agradó la idea porque dijo que su remate era demasiado débil.
«Le dije que probara con las dos manos y, después de un par de horas de práctica, lo hizo mejor. De modo que decidimos que siguiera de ese modo», agregó el padre. «El hecho de que juegue con dos manos le da una gran ventaja porque puede golpear la pelota antes. Esa es la clave».
Wimbledon fue el torneo de Grand Slam número 47 para Bartoli, la mayor cifra de juegos de una mujer antes de ganar su primer título grande. En el 2007 había llegado a una final de Grand Slam, pero perdió con Venus Williams.
Asir la raqueta con las dos manos no es la única particularidad de Bartoli, que subirá al séptimo puesto en el escalafón mundial el lunes, igualando el mayor nivel alcanzado en su carrera.
También está el modo en que se cruza de brazos antes de sacar, sin hacer rebotar antes la pelota. La manera en que se para bien sobre la línea de base a la espera del saque de su rival. El modo en que salta sobre el mismo sitio o la manera de practicar remates entre un punto y el otro.
«Nunca sentí», dijo la campeona flamante, «que quería ser como las demás niñas y hacer exactamente lo mismo».
Bartoli se consagra campeona
Por EDDIE PELLS
LONDRES / Agencia AP
Marion Bartoli, una tenista de colorido ritual que celebra cada punto elevando el puño al cielo, apabulló por momentos a Sabine Lisicki el sábado para vencerla 6-1, 6-4 y coronarse campeona en el torneo de Wimbledon.
La francesa, que ocupa el puesto 15 en el escalafón mundial, también había llegado a la final en el All England Club en el 2007, donde perdió ante Venus Williams. Pudo levantar el título de un Grand Slam tras 47 participaciones.
«Soñé mucho tiempo con este momento», dijo Bartoli.
Y aludiendo a Lisicki, que estaba conmovida, la vencedora dijo «yo estuve en la misma situación en el 2007 y lo perdí. Sé cómo te sientes, Sabine, y estoy segura de que estarás aquí una vez más. No tengo ninguna duda».
Para la alemana Lisick, de 23 años y vigesimocuarta en el ranking, fue la primera final en un Grand Slam.
Lisicki dio una de las grandes sorpresas de este año al eliminar a la campeona Serena Williams en la cuarta rueda y a Agnieszka Radwanska en semifinales, pero Bartoli no le dio oportunidades que pudiera aprovechar.
«Yo estaba abrumada por toda la situación, pero debo dar crédito a Marion», comentó Lisicki. «Ella ha estado antes en esta situación y la manejó bien».
Para Bartoli es el primer título desde el 2011 y, a los 28 años y 9 meses, es la quinta tenista de mayor edad que gana un título de Grand Slam por primera vez en la era del abierto.
La francesa es afecta a las excentricidades ya que antes de cada punto ejecuta una rutina de saldo y torsión, ejecuta un saque sin hacer botar antes la pelota y eleva el puño al aire después de casi cada punto en juego. Pero en esta final abrumó a su adversaria no solo por su ritual sino también por su poderío, y la perdedora terminó el encuentro al borde de las lágrimas.
Bartoli, preclasificada 15, desempeñó el papel de la veterana experimentada.
Después de un primer set aparentemente fácil para Bartoli, dominaba el segundo capítulo por 5-1 y todo parecía terminado, cuando Lisicki, preclasificada 23, empezó a reaccionar hasta dejar el marcador 5-4.
Pero hasta allí llegó su reacción. Bartoli ganó el punto siguiente, se hincó de rodillas y trepó al palco de los jugadores para celebrar el triunfo junto con la campeona del 2006 Amelie Mauresmo, la última francesa que ganó un título de Grand Slam, y familiares y amistades.
«He estado practicando mucho mi saque», dijo Bartoli. «Por lo menos lo atesoré para el momento más oportuno».
La francesa sacó golpes potentes y no tuvo problemas con el saque de Lisicki. Destruyó la noción de que solamente Serena Williams puede imponer su potencia en el tenis femenino.
Curiosamente fue Lisicki quien eliminó a Williams en este torneo y que tuvo el juego necesario como para llegar a su primera final de Grand Slam.
Pese a la derrota, Lisicki se lleva un premio de 1.200.000 dólares, nada mal para una tenista cuyas ganancias de toda su carrera ascendían a 2.800.000 dólares.
Bartoli gana el primer premio de 2.400.000 millones de dólares y corona su sueño.
«Quizás todas las velas que encendí me ayudaron», afirmó. «Ha sido mi sueño desde que tenía seis años».