«Libre al viento tu hermosa bandera»


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Hace tiempo, que pasa veloz, desde donde vivo, es fácil ver que un lábaro patrio de grandes dimensiones cumple a cabalidad unos renglones del Himno Nacional, que refieren: «Libre al viento tu hermosa bandera». Instalada en una colina, cuya base, es obvio, pende de una alta asta también. El hecho que el viento llena su cometido, en Ia verde serranía que resalta totalmente.

Juan de Dios Rojas


Las personas que leen mi columna y este servidor, hacemos la obligada pregunta en el sentido de ¿qué entidad del gobierno tomó la decisión, plausible por cierto? ¿Qué persona individual o jurídica tal vez la tuvo? Hasta el momento de redactar la presente nota no he podido despejar la incógnita, fuera de lo común y corriente. Hay empeño por conocerlo pronto, sin duda.

Al ver el hecho trascendental por vez primera no pude ocultar la emoción consiguiente, solazarme y sentir el civismo que genera al instante. Subsiguientes oportunidades que paso pendiente de admirar esa muestra de espíritu nacionalista, gana espacio excelente en los sentidos. Debo añadir que el caso señalado invade el espíritu, puesto que no había antecedentes.

Constituye un marco sobresaliente, en medio del entorno natural que destaca totalmente en las retinas, ávidas de justipreciar en todo lo que vale el ambiente pródigo de verdor y clorofila, pese al desmedido crecimiento metropolitano, y sin áreas verdes disponibles. Resulta reiterativo que el ensanchamiento poblacional conlleva múltiples problemas de calidad permanente.

A propósito la comuna que realiza publicidad abundante no vemos que el insistente caso comparativo que «Tú eres como la ciudad», tenga respuesta del vecindario. También hace mucha falta la siembra constante de arbolitos. A punto que con algunas excepciones, la mayoría de zonas apartadas del Centro Histórico, vienen a ser una ciudad urgida de pulmones naturales que den oxigenación.

Tiempo atrás llevaron a cabo necesarias y utilitarias campañas de forestación capitalina, excepto alguno que otro en sitios privilegiados en el plan de hermosear la Nueva Guatemala de la Asunción; expresión que dura en un abrir y cerrar de ojos; semejante a otra por el estilo consistente en señalar nada menos que el tan conocido dicho de ser la famosa flor de un día.

Si el presente artículo ha causado cierto interés, también algo de curiosear está en las cercanías de las colonias Las Victorias y su par 10 de Mayo. Aunque con mayor seguridad al final de las primeras calles «B» y «C» del mismo boulevard de la zona 6. En cuyo fondo resalta la Bandera Nacional en su visible plenitud por demás atractiva e indispensable impresión.

Confío en que vale la pena gozar ávidamente del espectáculo a una cercana distancia. Situación que compensa sobremanera de admirarlo con los propios ojos, cristales del alma, en homenaje al emblema Azul y Blanco, orgullo de los connacionales que aman, respetan y defienden a nuestra bandera, soñada por quienes por azares del destino incierto, están lejos de Guatemala.