Durante las pasadas elecciones generales de 2003, quedó evidenciada la discriminación que existe hacia la participación plena de las mujeres en el ámbito político. De un total de 23 mil 705 candidaturas presentadas por los partidos políticos, solamente dos mil 254 fueron de mujeres; es decir, el 9.5 por ciento.
Lo mismo ocurrió con los comités cívicos: de dos mil 196 candidaturas presentadas, solamente 222 fueron femeninas, lo que equivale a un 10.1 por ciento del total. La tendencia también se repitió a nivel municipal, donde solamente fueron electas 8 mujeres como alcaldesas, de un total de 331 cargos en disputa.
Para Hilda Morales Trujillo, de la Red de la No Violencia contra la Mujer, el Estado no garantiza a las mujeres las oportunidades para realizar actividades políticas. «Es el reflejo de una sociedad discriminadora. El Estado no solventa las necesidades de las mujeres para que puedan tener una plena participación», aseguró Morales, aludiendo a las tareas domésticas y familiares, que por tradición, han sido adjudicadas con exclusividad a las mujeres.
Zulema Paz, vicepresidenta de la Comisión de Ciudadanía Plena del Foro Permanente de Partidos Políticos, indicó que el principal factor que incide en la poca participación de las mujeres en política, tiene que ver con el financiamiento de la campaña electoral, ya que resulta muy difícil para las mujeres conseguir financiamiento. También señaló la falta de acceso a la información como otra de las debilidades de las agrupaciones partidarias. «Los líderes de los partidos mantienen la información escondida para que las mujeres no sepan qué tienen que hacer para alcanzar una secretaría», dijo Paz.
A pesar que las mujeres representan la mitad de la población guatemalteca, para las elecciones de 2003 su inclusión en las listas de elección popular apenas alcanzó el 10% en algunos puestos. En otros, como las corporaciones municipales, ni siquiera superó el 2%. De acuerdo con Hilda Morales Trujillo, la idea no es colocar a más mujeres que hombres en los puestos de poder, sino de garantizar una representación equitativa para todos los sectores de la población. «Las pocas mujeres que llegan son puestas como un ejemplo de participación», afirmó Morales. «Necesitamos que lleguen mujeres por su condición de género para atender las propuestas del sector social y para participar en la toma de decisiones», agregó.
Por su parte, Zulema Paz, de Foro Permanente de Partidos Políticos, aseguró que mientras no exista una representación fuerte de las mujeres en las instituciones del Estado, no podrá garantizarse la promoción y aprobación de normativas que le interesen al sector. «Algunas diputadas tratan de impulsar las normativas de beneficio para las mujeres, pero no reciben apoyo por la cuestión de género», señaló Paz. Frente a los resultados de las últimas elecciones generales, el movimiento de mujeres ha insistido en que para la construcción de una verdadera democracia, es necesaria la representatividad de todos los sectores sociales.