La confianza de las grandes empresas japonesas permaneció intacta en junio en relación a marzo, según la encuesta Tankan publicada hoy por el Banco de Japón, un hecho que para los analistas anticipa un nuevo ajuste de las tasas de interés en los próximos meses.
Según esta encuesta trimestral, uno de los indicadores económicos más atentamente observados en Japón, el índice de confianza de las grandes empresas manufactureras quedó sin cambios en 23, como preveían los economistas.
Este índice alcanzó en diciembre 25, su mayor nivel en dos años.
El índice de confianza de las grandes empresas no manufactureras también quedó sin cambios a 22 puntos, cuando los economistas esperaban un retroceso promedio de dos puntos.
A través de gran cantidad de preguntas planteadas a cerca de 11.000 empresas de todos los tamaños y todos los sectores, los índices del Tankan miden la diferencia entre el porcentaje de empresas que estiman que la situación es favorable y el porcentaje de las que estiman que no lo es.
La encuesta de junio también señaló que las grandes empresas prevén un alza de 7,7% anual de las inversiones en capital durante el ejercicio 2007-2008, que comenzó en abril.
Durante la encuesta anterior, estas empresas sólo preveían un alza de 2,9% de sus gastos de capital.
«El simple hecho de que el índice principal de las grandes empresas no haya disminuido será un argumento para el Banco de Japón, que según dicen busca una ocasión para aumentar las tasas de interés lo más pronto posible», comentó Taro Saito, economista del NLI Research Institute.
En efecto, el Tankan es uno de los principales termómetros utilizados por el Banco de Japón para decidir sus orientaciones en materia de política monetaria.
El 21 de febrero, el Banco de Japón aumentó su tasa directriz en un cuarto de punto a 0,50%, siete meses después de haber abolido la política de tasas de interés cero que practicaba desde el 2001 para combatir el descenso de precios.
La mayoría de los economistas esperan un nuevo ajuste monetario durante el verano boreal, ya que el Banco de Japón no esconde su impaciencia por «normalizar» el costo del crédito, el más bajo del mundo industrializado, a fin de frenar la explosión de la inversión y la huida de capitales nipones al extranjero.