La autoafirmación ayuda a la persona a defender el lugar que ocupa y la persona que es. Entendiéndola como un recurso interno que auxilia a la persona a poner límites y a valorar la propia percepción de la realidad. El autor, padre de la autoestima, Nathaniel Branden, la señala como uno de los pilares de la autoestima.
Este autor nos dice que la autoafirmación significa respetar mis deseos, necesidades, valores y buscar su forma de expresión adecuada. La situación opuesta es que la persona permanezca oculta en un segundo plano, ocultando su ser, para evitar cualquier forma de enfrentamiento. Quizás con otras personas cuyos valores sean distintos, o con el fin de complacer, para mantener una “buena relación” con alguien.
La autoafirmación no significa estar en guerra con los demás, o ser irreverente a sus derechos. Es la disposición de valerse por sí misma/o, a ser una persona abierta, a tratarse con respeto y a tratar con respeto a los demás. Es la negativa a falsear su ser para agradar a los demás, por lo cual equivale a vivir de manera auténtica, a que exista coherencia entre sus convicciones y sentimientos. Es lo que también denominamos conducta asertiva.
La autoafirmación es todo lo que nos apoya y nos acerca al valor de expresarnos como verdaderamente somos, seres únicos y singulares. Sin miedo a ser rechazados, delegados, criticados o negados. Tenemos la capacidad de afirmarnos en nuestras decisiones, al tener criterio propio y cuidar de nuestros derechos y espacios.
Esto último considero que amerita reflexión, porque la persona que no se siente afirmada en la vida, siente amenaza de invasión a sus espacios por cualquier nimiedad. Por lo cual se encuentra con frecuencia defensiva y también agresiva ante las personas que considera de potencial riesgo. Viendo peligrosas a las personas por su potencial de creatividad, de acción y por su condición diferente y aún por considerar admiración al extremo de envidia por esa otra persona que solamente cursa por su ámbito de existencia.
La persona que se siente afirmada en la vida se conduce con serenidad, calma y seguridad. Y se observa en la conducta cotidiana algunas de sus habilidades de autoafirmación de la siguiente manera: Capacidad de decir no, proceder de una manera selectiva a separar los temas de tal manera que se pueda dar prioridad a algunos, pero también ignorar otros. Realizar demandas o peticiones, manejar constructivamente el enojo, ofrecer disculpas, realizar preguntas, cuestionamientos y críticas. Expresar emociones y ser receptores de emociones. Expresar y defender opiniones, saber recibir críticas pero también elogios. Defender sus derechos.
Al autoafirmarse la persona cuenta con la capacidad de transformar formas de comunicación. Al interrumpir el patrón de interacción hostil y reemplazarlo por una comunicación justa y respetuosa. La autoafirmación no significa abrirse paso para ser siempre el primero y pasarse llevando a los demás. Es solamente la disposición de valerse por sí mismo, a ser quién se es como producto de una referencia interna y no externa.