El smartphone está cada vez más cerca del cuerpo humano


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Pantallas plegables con tecnología 3D, sensores y tarjeta SIM pegados al cuerpo: los científicos están explorando nuevas ideas para el celular del futuro. Recientemente presentaron los resultados de sus investigaciones en la conferencia «Computer Human Interaction» (CHI), en París, y en la feria especializada DisplayWeek, en Vancouver.

Por Peter Zschunke
Agencia dpa

 La minicomputadora montada en la montura de Google Glass es sólo una de muchas ideas.

«Felicito a Google por haberse adelantado al futuro. El resto del sector es un poco más conservador en ese sentido», dice el informático alemán Patrick Baudisch. El gran interrogante que se plantea es saber si una oferta de Google como esta puede ser socialmente exitosa, señala el experto. «Como científico a mí me entusiasma, pero al final son los consumidores los que deciden».

Otro informático alemán, Max Müllhäuser, ve las gafas interactivas de Google con un poco más de escepticismo, entre otros motivos por la siguiente reflexión: aunque por lo general el smartphone todavía es un aparato muy personal, para la siguiente generación adquirirá una mayor importancia el compartir, la experiencia colectiva del uso de informaciones en la red.

Para ello, un display más grande es más apropiado que una minipantalla delante de los ojos. «Cuando no se usa el celular, a uno le gustaría tenerlo más pequeño, y cuando se usa para leer informaciones en la pantalla, a uno le gustaría que fuese más grande», explica Müllhäuser en entrevista con la agencia dpa. «Este problema se puede resolver con pantallas plegables y que se puedan enrollar». Tales pantallas fueron presentadas con diferentes tamaños en la feria Displayweek por fabricantes como Sharp o LG Electronics.

Básicamente, son pantallas flexibles con diodos orgánicos de emisión de luz (OLED). Sin embargo, investigadores como Müllhäuser van por otro camino. «Hemos construido un laboratorio donde podemos convertir cualquier superficie de plástico en una pantalla», básicamente proyectando imágenes en ella, explica Müllhäuser.

El experto utiliza películas de plástico con marcadores y un sistema de tracking similar al de la consola XBox One de Microsoft.

«El sistema óptico de tracking reconoce cómo y dónde sujetamos el plástico y acciona varios proyectores, de modo tal que se proyecte en el plástico el corte exacto con la distorsión correcta. Como resultado de ello, el usuario tiene la sensación de tener delante una pantalla».

El siguiente paso será hacer desaparecer totalmente la pantalla, cuando todo el entorno se vuelva interactivo. Con ayuda de miniproyectores y una cámara de profundidad (z-cams, como la de sensores de movimiento como Kinect) se podrán leer los emails en una hoja de papel o, girando una taza de café, ir pasando fotos proyectadas sobre la pared. «Los picoproyectores con cámara de profundidad son un primer instrumento interesante para transformar el entorno del día a día en un entorno interactivo «, dice Müllhäuser.

Si el celular reconoce cada vez mejor su entorno, surgen oportunidades totalmente nuevas para la transmisión de informaciones que se ajusten a cada situación diferente.

«El celular del futuro será capaz de ver», pronostica Müllhäuser. «Ese celular ‘entenderá’ el entorno real en sus diferentes partes y lo superpondrá tridimensionalmente con informaciones». Sin embargo, para llegar a ese punto aún se necesitarán unos 15 años de investigaciones, admite el informático.

Los científicos prevén que el celular se acerque cada vez más al cuerpo. «Nuestro objetivo consiste en hacer más realistas y envolventes las aplicaciones en dispositivos móbiles», explica Baudisch. «Aquí es la máquina la que está al servicio de la persona», resume el experto. «El usuario lucha con la parte consciente del cuerpo contra la parte controlada por la computadora. Esa experiencia es muy interesante y también se puede trasladar a otras aplicaciones».

El smartphone ha integrado varios sensores para la inclinación del dispositivo, la luminosidad del entorno, la localización o el acercamiento a la cara. En el futuro, los sensores también funcionarán fuera del aparato y servirán como «puerto de enlace con el mundo de la red», vaticina Mülhäuser.

«Llevaremos sensores en el cuerpo y enviaremos sus datos a los dispositivos móviles, por ejemplo a través de bluetooth». A efectos del manejo de los dispositivos, se perfeccionará el control por voz, después de que Apple lograra un avance decisivo con Siri.

La estrecha unión entre la técnica y el propio cuerpo también podría aumentar la seguridad. «En el mundo digital necesitamos a un representante en quien se pueda confiar al 100 por ciento», dice Mülhäuser. Podría tratarse de una tarjeta SIM con las habilidades de una nanocomputadora independiente que se lleve fuera del dispositivo móvil, en el brazo o en la oreja. «El Yo Digital estará en mi anillo o en mi reloj de pulsera y sólo funcionará cuando hay contacto con mi cuerpo».