Los jóvenes debaten y los adultos callan


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La semana pasada, el auditórium de la Universidad Rafael Landívar fue el escenario de un panel foro entre tres personalidades que aportaron su perspectiva política sobre el juicio al exmilitar Efraín Ríos Montt, que como se sabe, fue recientemente suspendido por una resolución altamente cuestionable de la Corte de Constitucionalidad.

Julio Donis


La actividad fue organizada por agrupaciones estudiantiles, fue el producto del interés y la inquietud de jóvenes con ansia de saber por qué? Los protagonistas fueron el abogado Alejandro Balsells del Centro para la Defensa de la Constitución Cedecon; el politólogo Philip Chicola de la Universidad Francisco Marroquín; y el profesional de D.D.H.H. Factor Méndez. Por la relevancia histórica del tema aludido, merece mi alusión en este espacio y sobre todo por la actitud de altura y responsabilidad de jóvenes que debaten sin miedo, sobre un hecho que sintetiza la memoria y la historia reciente de este país, mientras los adultos callan y evitan. Antes resalto tres elementos sobre los nuevos códigos y los intereses que demanda una nueva generación. Primero, la claridad de asumir el debate como factor para la construcción de una nueva sociedad. Segundo, la transmisión de forma virtual a través de la red Twitter, implicó una cobertura superior. Y tercero, las preguntas y la selección de los expositores demostraron conocimiento sobre la historia política de Guatemala. A. Balsells resaltó la justicia transicional como método político, judicial y de reparación como la vía correcta para evitar más conflictos. Indicó que la paz y la reconciliación no se consiguen con una sentencia condenatoria sino a través de procesos judiciales serios. Propuso que no debería ser materia académica dilucidar si hubo o no hubo genocidio y que la justicia jamás debería ser plebiscitaria. P. Chicola propuso que es una mejor opción para este país, un tribunal internacional que dirima casos como el de R.M. pues la institucionalidad jurídica no está preparada. La justicia fue presa del enfrentamiento de “dos mastodontes ideológicos”. Dijo que se violentó el espíritu de los Acuerdos de Paz, específicamente el acuerdo sobre amnistía. Finalmente, aludiendo un estudio de opinión de la URL sobre el caso, dijo que se demostraba que la polémica alrededor del juicio fue “un debate de élites” que desprestigiaron el sistema, la ciudadanía lo que quiere es “salir adelante”, dijo, se entendía por defecto no meterse en política. Finalmente Factor Méndez dijo que se ha trascendido si hubo o no hubo genocidio porque el tema era cosa juzgada, y añado yo sentenciada. Recordó que Guatemala fue señalado constantemente a nivel internacional como violador de los derechos humanos y que el juicio, por lo tanto, fortalece al Estado de Derecho, resaltó lo inédito que un dictador haya sido juzgado por genocidio en el mismo lugar de los hechos. Hacerse cargo de su justicia para un Estado, es tomar el control de su futuro. Resaltó el contraste entre el respeto al debido proceso del acusado, y las condiciones para las víctimas. Al final hizo la reflexión lapidaria que no se puede hablar de reconciliación porque ello implica haber estado conciliados. Balance: Balsells fue tímido para expresar directamente su posición, se resguardó en la sombra de la corrección política del positivismo jurídico. Chicola fue más directo; en desacuerdo con Balsells, defendió bien desde la derecha a favor de la justicia en tribunales foráneos, puso en duda la institucionalidad legal del país. Méndez fue el más contundente, puso la tilde al señalar la infamia y la impostura de la que fue objeto no la Ley, sino la historia y la memoria.