En su camino hacia la perfección, LeBron James subió otro escalón esta temporada y nadie discute ya a un jugador al que sólo le rodea una incógnita: ¿Dónde está su techo?
Los Ángeles, Agencia dpa
Los Miami Heat revalidaron su título de la NBA al vencer por 95-88 a los San Antonio Spurs tras una nueva exhibición de «King» James, quien se fue a los 37 puntos y 12 rebotes. Por segundo año consecutivo, ganó el galardón de Jugador Más Valioso (MVP) de las finales, que unió a su reconocimiento de mejor jugador de la temporada regular.
El último partido de la temporada fue el perfecto resumen del jugador en el que se ha convertido James. Su repertorio de movimientos es ya ilimitado porque ha trabajado notablemente en el tiro exterior, su mayor deficiencia del pasado, y ahora también es capaz de tomar las mejores decisiones sobre la cancha sin ningún tipo de estrés.
«Trabajo mucho sobre mi juego durante toda la temporada. Pongo mucho esfuerzo en ello y el objetivo es tener sus frutos cuando llega el partido», explicó tras su exhibición del jueves.
Lo mismo opina su técnico, Erik Spoelstra: «Siempre crece hasta llegar el momento más importante, cuando las condiciones son más fieras», analizó.
A sus 28 años, James está en plena época de madurez. Atrás quedaron decepciones como la de 2007, cuando fue barrido en la final por los Spurs después de caer por 4-0 con los Cleveland Cavaliers, su antiguo equipo.
Lo que ocurrió hace dos años, cuando contra todo pronóstico los Dallas Mavericks arrebataron el anillo a los Heat en el primer año de James en Miami, también marcó su futuro.
Aquello supuso un antes y después para James, quien se dio cuenta de su mortalidad. «Ahora soy 20, 40 o 50 veces mejor que entonces», aseguró antes de comenzar las finales de este año.
James fue capaz de asumir la existencia de imperfecciones en su juego y lo primero que hizo fue trabajar en su lanzamiento exterior, tan inseguro en los viejos tiempos. Su mejora fue evidente y este año mostró unas cifras inéditas en su carrera: 56,5 por ciento en lanzamientos y un 40,6 por ciento en triples.
El séptimo partido de la final fue el resumen perfecto, con James anotando 12 de sus 23 lanzamientos, incluidos cinco de 10 en triples.
Fue la nueva versión de James, su 2.0, un jugador capaz de anotar utilizando cualquier recurso: juego en el poste bajo, transición rápida, palmeos en el rebote y, por supuesto, lanzamiento exterior.
No sólo eso, sino que James se aplicó profundamente en la defensa al francés Tony Parker, quien apenas logró 10 puntos con una pobre serie de tres canastas en 12 intentos.
«Mientras avanzaba la serie, se dio cuenta de que los Spurs le concedían el tiro lejano. Lo supo ver, aceptó el reto y fue capaz de anotar los lanzamientos exteriores. Eso marcó la diferencia en el partido final», resumió Spoelstra.
En su ascenso a los cielos, James se unió a Michael Jordan como los únicos jugadores en ganar consecutivamente dos títulos de MVP de temporada regular y playoffs.
Y James sabe que es un elegido. Los periodistas le preguntaron: «¿Es usted imparable?». Él sonrío y respondió: «Sí, lo soy». Quién puede dudarlo en estos momentos.