El explosivo crecimiento de las áreas urbanas demanda urbanistas especializados que sepan planificar para facilitar la vida a los miles de ciudadanos atiborrados en espacios reducidos y dentro de ellos, una de las especializaciones más cotizadas, al grado de que hay ciudades que contratan asesorías extranjeras para el tema, es la de los expertos en vialidad que se toman el tiempo para analizar los flujos de tráfico de manera que se puedan ofrecer soluciones deshaciendo nudos y expeditando la circulación de vehículos.
Evidentemente en la ciudad de Guatemala se carece de técnicos en esa materia, lo cual se puede demostrar con el impacto que tienen las sucesivas obras que la comuna realiza para “desfogar el tráfico”. El último ejemplo lo tenemos con el retorno en U a desnivel que se hizo al gusto de los inversionistas de Zona Pradera y que costó varios millones de quetzales, pero que no sólo no resolvió el problema en ese sector sino que lo complicó en otros, como puede atestiguar cualquier automovilista que se vea obligado a hacer el retorno hacia el oriente sobre el otro mamotreto que es el paso a desnivel de Los Próceres y la Diagonal 6.
La vialidad urbana es un sistema y se tiene que atender con mentalidad de conjunto. Cuando se hace una obra para quedar bien con un grupo de inversionistas, como pasa con el nuevo paso a desnivel, sin tomar en cuenta todo el entorno, simplemente se traslada el atasco a cuadras más adelante, pero no se resuelve ningún problema. Si el interés fuera la vialidad, los análisis tendrían que ser sistémicos, porque en cuestión de tráfico toda acción provoca una reacción. Un paso a desnivel que desfoga a un semáforo mal sincronizado o mal ubicado, lejos de facilitar el tránsito aumenta el volumen de embotellamiento.
Nuestros Policías de Tránsito pueden tener las mejores intenciones del mundo, pero como no ven más allá de su propia nariz, se convierten en “reempujadores de autos” hasta que topan y atascan las bocacalles. Y no es uno, sino que es un mal general. Todos los días hay distinto agente frente al antiguo cine Reforma en el crucero de la Calle Mariscal Cruz pero todos, sin excepción, dan vía hasta que atoran de carros el inicio de la Reforma y luego se hacen los papos como si no hubieran sido culpables del atrancón.
Viaductos, semáforos y policías de tránsito tienen que ser parte de una visión técnica y no de compadrazgos o “iluminación”. La ausencia de expertos en vialidad nos salta a la vista todos los días y a toda hora. Si no los tienen, hay que pedir ayuda y asesoría de afuera.
Minutero:
Aquí la vialidad
es una gran calamidad
pues el paso a desnivel
siempre es al gusto de aquel