Hace diez años Asia se derrumbó


Situación. La economí­a asiática es una de las más pujantes en la actualidad.

Hace diez años, el 2 de julio de 1997, Tailandia dejó fluctuar libremente su moneda y desencadenó una severa crisis financiera y monetaria en toda Asia que, paradójicamente, saneó la economí­a del continente e incluso la hizo más sólida, según los expertos.


El gobierno tailandés dejó flotar el baht para intentar estimular el ritmo cansino de las exportaciones. La divisa tailandesa perdió un 18% de un dí­a a otro, desencadenando una crisis de confianza, el derrumbe de la bolsa y una huida de los capitales. El fenómeno se propagó como una polvareda a todos los mercados de Asia.

«Fue un verdadero traumatismo. Nuestra economí­a sufrió una contracción de al menos 8% en 1998 tras una largo periodo de sólido crecimiento económico», explicóa Lee Heng Guie, economista jefe del banco de inversiones CIMB Kuala Lumpur.

La crisis puso fin a una era brillante donde los bancos prestaban con facilidad, endeudándose ellos mismos, con enormes créditos riesgosos a corto plazo para reembolsar en dólares.

«Habí­a demasiadas inversiones, demasiado consumo. Todo era excesivo», explicó a la AFP el ministro tailandés de Finanzas, Chalongphob Sussangkarn.

Además del desastre, la humillación: los paí­ses más afectados (Tailandia, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas) debieron aceptar la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de medidas de saneamiento de las cuentas públicas y de los sistemas financieros.

Pero una década después de la tormenta, la región mejoró increí­blemente, impulsada por el crecimiento exponencial del gigante chino que supo sacar provecho de la situación.

«La decisión de China de no devaluar su moneda (en el peor momento de la crisis) ciertamente reforzó su reputación de actor internacional responsable», estima Leong H. Liew, economista en la Universidad Griffith en Australia.

La crisis incluso fue salvadora, estiman los expertos, citando por ejemplo el caso surcoreano.

«La pí­ldora fue dura de tragar para Corea del Sur. Fue muy doloroso… Pero una de las cosas buenas es que la economí­a, en particular el sistema financiero, ganó estabilidad», estima Tariq Hussain, especialista en la economí­a surcoreana.

La crisis contribuyó a reformar las prácticas opacas de los «chaebols», esos conglomerados familiares a los cuales se atribuyó el milagro económico al transformar un paí­s agrí­cola y pobre en unas de las primeras potencias industriales del mundo.

«La economí­a surcoreana se tornó más abierta y los ’chaebols’ debieron rendir más cuentas», según Hussain.

Hoy en dí­a, los mercados asiáticos flirtean con récords, a excepción notable de la bolsa de Bangkok.

«Recién estamos a mitad de camino del nivel anterior a la crisis, mientras que otros mercados asiáticos clave -Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y China- recobraron plenamente la salud tras la crisis», destaca Maris Tarab, director general para Tailandia del grupo bancario y de seguros holandés ING.

¿Podrí­a ocurrir otra tormenta como la de 1997?

«La experiencia es una gran maestra y nadie en Asia olvidó la depresión económica de fines de los años 90», subraya David O’Rear, economista de la Cámara de Comercio de Hong Kong.

Para el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, «aún puedan ocurrir desventuras» provocadas por riesgos internacionales como la gripe aviaria o el terrorismo.

La inquietud también crece en China frente al sobrecalentamiento bursátil. Camino a una fiebre especulativa alimentada por una abundante liquidez, las bolsas chinas subieron un 55% desde inicios del año.

Millones de particulares rompen sus alcancí­as y vací­an depósitos bancarios para comprar acciones, alentados por la promesa de rendimientos importantes. ¿Estallará la burbuja?

«Habí­a demasiadas inversiones, demasiado consumo. Todo era excesivo.»

Chalongphob Sussangkarn, ministro de finanzas de Tailandia.