El país que ansiamos


Editorial_LH

Al repasar nuestra historia, tras 93 años desde la primera publicación de La Hora, entendemos que nuestro papel está determinado por el espíritu del fundador de La Hora, de quien se puede hablar y discutir mucho, pero cuyo amor por Guatemala y determinación para contribuir a la construcción de un mejor país no se puede cuestionar. Y precisamente eso es lo que ahora nos compromete porque con enorme tristeza podemos decir que si bien la modernidad hace de la Guatemala de hoy una nación tan distinta a la que encontraron los que se hicieron cargo del país tras el derrocamiento de Estrada Cabrera, pocas veces en nuestra historia habíamos estado con tanto trabajo por delante tan sólo para promover la vigencia y respeto del Estado de Derecho.


Guatemala es hoy en día un paraíso de la impunidad en donde lo mismo el asesino que el ladrón, se sienten seguros por la ausencia de castigo para sus fechorías. La corrupción campea por todos lados, lo mismo que la violencia, alentadas por la existencia de estructuras de manipulación de la justicia que impiden el castigo a los criminales. La constante de nuestra vida política es que cada gobierno que tenemos se compromete más con la corrupción que el anterior y cada día es mayor la importancia que tienen los grupos paralelos que han secuestrado la institucionalidad nacional. Controlan las dependencias públicas, desde el municipio hasta el gobierno central, para realizar negocios que le roban al pueblo oportunidades de desarrollo. Mediante el manoseo de las comisiones de postulación se convierten en rectoras de un prostituido sistema de justicia diseñado para su propia conveniencia y apuntalado por la indiferencia de una población que se ha resignado a vivir en ese contexto como si no existiera otra opción o salida alguna.
 
 Ansiamos un país en el que el Estado juegue su papel de facilitador de oportunidades para TODOS los habitantes del país y no de gestor de negocios para unos cuantos que se dedican a invertir en las campañas políticas para concretar el secuestro de la institucionalidad democrática. Ansiamos un país en el que se respete la ley y todos estemos sometidos a su majestad para promover la pacífica convivencia.
 
 Ansiamos un país en el que se destierre la desnutrición y cualquier forma de discriminación; una nación totalmente incluyente en la que podamos convivir con tolerancia y respeto no sólo a las etnias que la componen, sino también a las ideas que proliferan y se contrastan entre sus habitantes. Queremos aportar a construir una Guatemala que sea motivo de orgullo, satisfacción para los guatemaltecos en el disfrute de oportunidades que hagan innecesario emigrar para encontrarlas.
 La tarea es dura, pero la voluntad es fuerte.

Minutero:
Tras la caída de Cabrera
 y en el gobierno de Herrera
 Clemente tuvo el tino
 de fundar el vespertino