Carlos Rivera
Alicia en el país
Una taza de música voy a tomar contigo,
Alicia, no te quemes los labios todavía,
suelta de tu mirada el hielo que la cubre,
ven a tomar café y un soplo
inmaterial de vida en ese alado
movimiento que en mí ya resucita
la llama de tu nombre.
Porque existes y tu difunta forma
en la extensión lingí¼ística equivale
a nuestra destrucción, yo te convido
al efluvio de Proust inaparente
de este café con música.
EJ gladiolo de un vals me dice que has llegado,
que las flores de árticos olvidos
no han podido expulsarte de mi reino
y que, vaga o disuelta en el azúcar
de esta taza de música tú eres
Alicia, como un pájaro extraviado
entre los laberintos de mis ojos.
Aparición
La aparición de fantasmas en mis ojos
es un indicio del cambio de tiempo
a otros les duelen las cicatrices de las operaciones
quirúrgicas
hay quien presiente el cambio en un miembro
amputado
a mí me brotan fantasmagorías
veo alas de hadas en una botella de cerveza
la sombra de mi madre aparece en el humo
de un cigarrillo
y mi abuelo me compra caramelos y nubes de algodón
en los pasos de cebra.
Hoy sé que va a llover
y no lo han dicho en la televisión
la sombra azul de la tía Benita
me ha rociado la frente de mariposas
sé que ella las soñaba en las noches de lluvia
en la nieve de su cama de soltera.